Un par de siglos después de Cristo, en una taberna de Asia Menor, un griego pregunta a un cristiano qué se le ha perdido por allí.
Cristiano: “Estoy de bolos por el Mediterráneo, convirtiendo a los hombres a la palabra de nuestro único Dios”.
Griego: “¿Sólo tenéis uno? Nosotros, muchos. Pero son bastante cabrones e intentamos pasar de ellos en lo posible”.
Cristiano: “El nuestro también tiene sus días, aunque, como es Uno pero Trino, es decir, Padre, Hijo y Espíritu Santo...”
Griego: “¿Mande?”
Cristiano: “Da igual, yo tampoco acabo de entenderlo. El caso es que el Padre es pelín vengativo y el Hijo todo lo contrario. Declaró que, si tu enemigo te golpea en una mejilla, debes poner la otra...”
Griego: “No me lo creo; no se puede ser tan pringao... Nosotros, como nos aticen una vez, intentamos devolverla por duplicado. Que se lo digan a los persas, que anda que no los hemos corrido a hostias... ups, perdona”.
Cristiano: “Qué belicosos. Por cierto, ¿qué hacéis si uno de vosotros cae gravemente herido en combate?”
Griego: “Coño, pues lo normal: rematarlo para que no sufra y muera con dignidad”.
Cristiano: “Nosotros nos cruzamos de brazos para no interferir en la voluntad de Dios...”
Griego: “La madre que os parió... Empiezo a entender por qué en Roma os tiran a los leones”.
Cristiano: “Pero es que lo vuestro es pecado, y el que peca no va al Cielo, sino al Infierno”.
Griego: “En nuestra religión no hay ni Cielo ni Infierno. Sólo el Hades, donde moran las almas sin goces ni castigos. Se limitan a estar allí, aburridas como setas”.
Cristiano: “Nuestro Cielo supone la felicidad eterna frente a las miserias de este mundo. Porque os habréis dado cuenta de que la vida es un valle de lágrimas... Vamos, una mierda”.
Griego: “¡Qué dices! Como el Hades es tan poco excitante, procuramos exprimir la vida al máximo. De ahí nuestros avances en filosofía, ética, política, historia, arte, astronomía, matemáticas, geometría, aritmética, deporte, física, medicina... Oye, ¿y de follar cómo andáis?”
Cristiano: “Malamente. Lo justo para tener hijos”.
Griego: “A ver si además de pringaos vais a ser gilipollas... Nosotros nos tiramos a todo lo que se mueve. Hasta nuestros dioses están más salidos que el pico de una mesa”.
Cristiano: “Será porque son imperfectos. El nuestro es Perfecto, es la Verdad”.
Griego: “Pues me está pareciendo un poco listillo. Por aquí dudamos de nuestra capacidad para conocer la Verdad e intentamos cuestionarlo todo a la luz de la razón”.
Cristiano: “Bueno, no me líes. ¿Te conviertes o no te conviertes?”
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