Es muy interesante ver cómo en época de crisis, el sistema en el que vivimos se dedica a hacernos sentir a los ciudadanos de a pie como delincuentes, y a hacerrnos sospechar los unos de los otros. Este mensaje lo recibimos de forma subliminal cuando andamos por calles infestadas de cámaras que nos vigilan y controlan (¡qué gran negocio el de la seguridad!). Pretenderán que creamos que el ratero, el que trapichea, la prostituta, el indigente, el inmigrante, el vecino, tú, yo...son/somos los responsables de la crisis que nos afecta.
Pensarán que así nos ocultan a los verdaderos responsables de nuestra precariedad: los poderosos que manejan la economía mundial sin restricciones, especulando con grandes capitales y con nuestras vidas. Poderosos que necesitan estados policiales que les protejan de los desórdenes sociales que ellos mismos provocan al privatizar benefecios y socializar pérdidas. Aquellos cuyos rostros nunca veremos porque las cámaras no los enfocan.
Sin embago, a pesar de la represión de los estados policiales hay quien, asumiendo sus represalias, opta por señalar sin tapujos a los responsables de la crisis y las injusticias que generan, provocando la consecuente irritación de quien se da por aludido. Admiro a la gente del colectivo Rompamos el Silencio por su perseverancia y valentía, y les agradezco que recuerden a quienes nos gobiernan que no somos mercancía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario