Excelentísima “Disputada”:
Esta carta va dirigida a Usted, y a otros cuantos más (disculpe si no hago referencia a los géneros humanos) que se creen con la “libertad” de llamar a un colectivo como es el de los “discapacitados” (no tontos del culo), de “tontitos“, me es indiferente la apreciación dicha por Usted, “es que hace 40 años“, mire discapacitados de muchos tipos existen desde hace más de “40 años”, unos tenemos esa condición por “horrores médicos”, otros son de nacimiento, hay discapacidades físicas, sensoriales, orgánicas, ¿ve como los discapacitados NO SOMOS TONTITOS”?. Claro que toda esa información debe constar en su poder, ya que es una de las “ex menestras de Sanidad” que pasaron por el “Des-Gobierno” español.
Si bien ayer expuse mi situación personal, creo que la suya es muy diferente, cuando tiene el tupé, de soltar semejante “perla”. Nadie estamos libre de tener una discapacidad, en mi caso reconocida, en el ¿suyo? no está reconocida, con lo cual es mucho más peligrosa. Se ha preguntado en alguna ocasiones ¿cuántos capacitados hay en la Cámara?, yo no se lo voy a decir, recurra a las estadísticas que tanto utiliza, recurra a ese despliegue de ayudantes de cámara que tiene. Me parecen patéticos, no menos que el resto.
Mi mundo solo se divide en “capaces” e “incapaces”, no en “tontitos” y “listillos”, aunque bien es cierto “¡palabra de pseudo tonta!“, que hay mucho “incapaz listillo“, y demasiados “capaces tontitos” (es para contestarla en su mismo tono). Cuando Uds. quieran dirigirse a un colectivo, háganlo con respeto y educación (esa que dicen que tienen pero que no utilizan); he escuchado sus palabras, también las he leído, y jamás escarmentarán, hay un dicho muy gráfico “los trapos sucios, se lavan en casa” así no tendrá problemas de “supuestas tergiversaciones”. Uno no puede “nadar y guardar la ropa” es fisiológicamente imposible. No adjetivice, porque le pueden salir grandes enemigos, ¿qué le voy a decir a Usted que tanta medicina conoce?, por ejemplo, “Le digo al ama de casa que no eche huesos de vaca cuando haga una comida, aunque ya no se venden, sino de cerdo” (Sra Villalobos dixit “vacas locas”), es que yo si la escuché, aunque últimamente me dedico a la “escucha selectiva”, con tantas idioteces como dicen, porque si encima las hacen, son de “apaga y vámonos”.
“Sin acritú” por mi parte, el día que un empresario/diputado/humano, miembro selecto del club del etiquetaje comprenda lo que es el mundo de la “discapacidad”, ese día le hacen un monumento. O cuando a una de sus Señorías, tengan a bien, no tratarnos diferentes, pero si que tengan en cuenta, que los “discapacitados somos capaces”, los “incapaces son ustedes sin reconocimiento de ninguna clase“. Ojalá no tenga usted por ejemplo ¿un accidente automovilístico? o quizás ¿una sarta de operaciones no buscadas y si encontradas?, o a lo mejor ¿que alguien de su honorable familia de “listillos”, padezca un síndrome de Down?, no! usted es más fina que las sardinas, ¿qué tal quedarse sordo? porque la contaminación acústica en Madrid es brutal, si no lo sabe, pregunte a la encargada en el Ayuntamiento de Madrid, al respecto, ella está muy enterada de todo (cambia las estaciones de medición de sitio). Se me ocurre, que a lo mejor entre medias de una de esas “manzanilla party” (yo solo tomo “poleo”), a uno de ustedes les da un ¿íctus? y se quedaran “tontitos”. Entonces los cupos se arreglarían automáticamente.
Señora con lo que cobra, puede pagarse una póliza privada de salud, y míreselo, porque a su edad, hay muchas enfermedades neurodegenerativas, en las que sus consecuencias son una discapacidad, realmente le pido a ese Señor que está en las alturas, que nadie padezca una discapacidad (por mi experiencia que es un grado), que jamás la llamen “tonta”, cuando alguien no rinde lo “políticamente admisible” (Alzheimer).
Por último para terminar, agradecerle de antemano, su “labor in-social”, poco “sálubre”, y de salero poco o nada ¡pá sé malacitana!. ¡Cachis se me olvidaba! lo que pasó en “Galicia” ¡no eran hilos de plastelina! (se lo chivateo para que se lo diga a sus jefes), es que los que los padecieron muchos tienen una discapacidad reconocida, ¡nunca la plastelina tuvo efectos tan nocivos!.
Atentamente, una discapacitada que no imbécil.
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