| Lila Downs reparte su vida entre tres ciudades: Distrito Federal, Nueva York y Tlaxiaco. El DF es su principal centro de actividad: desde esa ciudad produce y promueve su trabajo. Nueva York es su centro de conexión creativa: ahí entra en contacto con otra música y otros músicos, explora proyectos artísticos diferentes para exponer su propio proyecto musical. Y Oaxaca es su centro de conexión espiritual: ahí vive su familia y ahí se conecta con sus raíces. Donde quiera que viva —Nueva York, Distrito Federal o Oaxaca—, lleva consigo tres elementos indispensables para entender a esta artista: una mirada de antropóloga que analiza la realidad, una historia personal que le permite entender el mundo desde una perspectiva pluricultural y cosmopolita, y sensibilidad para captar la realidad de un pueblo y traducirlo en música. Lila Downs nació en 1968 en Tlaxiaco, un pequeño poblado de Oaxaca, donde fue enterrado su cordón umbilical, por lo que, según la tradición, siempre regresará a esta tierra. Su padre era estadunidense de origen escocés y su madre es mixteca. Durante su adolescencia vivió en Minnesota, Estados Unidos, donde hizo estudios de canto y antropología. Lila confiesa que durante su juventud le avergonzaba que su madre hablara mixteco en público. Se sentía incómoda con su origen indígena. Se teñía el pelo de rubio. Hasta que un buen día todo cambió. O tal vez no fue en un solo día, sino el resultado de un largo proceso. El hecho es que Lila se reconcilió con su triple condición de indígena, gringa y mestiza y decidió dedicarse profesionalmente a la música. Y que su música, como su propia vida, se caracteriza por mezclar, sin pudor alguno, todo tipo de ritmos y estilos: rock, folk, blues, jazz, ranchera, bolero. El resultado puede ser una cumbia que incluye sonidos de guitarra eléctrica, o un son jarocho y con coros de hip hop. En sus letras se habla de la revaloración del mundo indígena, la migración, la dignidad de la mujer, el diálogo entre culturas, la identidad, y la justicia social. Una de sus colaboradoras más cercanas, Angélica Ruiz, lo explica así: “Lila es el puente que comunica a una cultura con otra, da a conocer el sentimiento, el pensamiento y el contenido histórico de la cultura indígena. Ella es la ventana por la que se asoman, es el canal. Es por eso que su trabajo tiene un valor inquebrantable, porque su voz es masiva”. Angélica no exagera cuando dice que su voz es masiva. Un ejemplo es su canción “Justicia” incluida en su último disco, Ojo de culebra. Su letra está inspirada en el conflicto que padeció Oaxaca en 2006. Lila fue testigo de las marchas, las manifestaciones de los maestros inconformes con sus condiciones salariales y de los enfrentamientos con el gobierno de Ulises Ruiz. Eso le permitió captar el sentir social y, dos años después, volcarlo en una melodía que ha sido tomada como un reclamo propio no sólo por el pueblo de Oaxaca sino por otros más. |
La primera vez que escuché cantar a Lila Downs fue en la película Frida, con Salma Hayec, compartiendo créditos con Chavela Vargas, dos mujeres con una voz rasposa, fuerte, que describe muy bien la lucha y la supervivencia de la mujer indígena y mestiza.
ResponderEliminarEstupenda seleccion comadre!!
Fijate que yo la escuche con La Mari de Chambao que es una mujer que ha salido de un cancer y ha cantado con muchos amigos despues de la quimio recibida y me recordo muchisimo a Chavela, pero una de als cosas que mas me gustan de Lila es su Peculiar forma de vestir los trajes Mexicanos en sus videos... ... aunque tengo entendido que es una perfecta embajadora de vuestra ropa, ya que rediseña lo ancestral para hacerlo moderno.... ... Gracias Comadre. bun fuerte abrazo ya solo nos quedan 2 dias para volar.
ResponderEliminarMUASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
SSSSSSSSSSSSSSSSSSS.