miércoles, 22 de abril de 2009

X 2 CERAMICA DE TALAVERA... ...






Azulejos de TALAVERA ESPAÑA.

Estas piezas, que adornan suelos, zócalos, altares, balcones, fachadas, escaleras y un sinfín de lugares más, datan de épocas antiguas. Ya los romanos usaron pequeñas teselas con la técnica del mosaico para revestir muros y paramentos. Se conocen los frisos de las murallas de Babilonia, los magníficos adornos de Khorsabad y Nínive, el Palacio de Susa y, en general, la tradición bizantina y árabe que tanto repercutirá en España.
Los primeros vestigios azulejeros existentes en España parece que datan de los comienzos del siglo XIII. Estas primitivas manifestaciones se caracterizan por sencillas grecas e incrustaciones de piedra en baldosas, adornando los pavimentos. En el siglo XV, mudéjares y moriscos inician decisivamente el arte de la azulejería en España. Ciudades como Toledo, Sevilla y Granada serán los tres centros más importantes de fabricación. Los ejemplos del Alcázar sevillano y de la Alhambra de Granada muestran el bello arte de revestir pavimentos mediante las técnicas de cuerda seca, cuenca y encintado.
Los azulejos de cuerda seca, que vamos a encontrar decorando la mayor parte del Monasterio de las Descalzas Reales, constituyen uno de los modelos más importantes introducidos por los árabes en los alfares andaluces. Se trata de realizar una red de compartimentos sobre la base de zonas hundidas, separadas por líneas realzadas, semejantes al esmalte tabicado, decoradas por colores vibrantes y yuxtapuestos. Los óxidos colorantes empleados son el azul, verde, blanco, negro y una amplia gama de melados. La datación exacta de los azulejos de cuerda seca presenta problemas. Fue una técnica introducida por los árabes, según hemos visto, y tuvo un gran desarrollo en los alfares andaluces. Hemos encontrado, sin embargo, concomitancias con piezas similares fabricadas por alfares toledanos en esta misma época —recordemos el trasvase existente entre alfareros talaveranos y sevillanos durante los siglos XVI y XVII. Esta corriente establecida entre los alfares castellanos y andaluces nos hace pensar que, posiblemente, los azulejos de Las Descalzas pudieron estar hechos en hornos talaveranos, pero por obradores sevillanos. Los temas decorativos son bastante variados: lacerías, dibujos geométricos, vegetación, etc., con algunas placas incrustadas en un panel. La técnica de cuerda seca tuvo un gran apogeo durante la plena y la baja Edad Media, y comenzó su decadencia con la aparición del azulejo plano importado por Pisano. Encontramos, sin embargo, algunos vestigios tardíos de este sistema en el Salón de Reyes, en la Sala de los Primitivos Flamencos, en el pasillo del Oratorio y en el magnífico altar del Candilón del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.
En el siglo XVI se inician las nuevas técnicas azulejeras bajo los auspicios de Francisco Niculoso Pisano, italiano instalado en Sevilla, que implanta la moda del azulejo plano con el que es factible construir amplios murales con escenas. El altar de los Reyes Católicos y los zócalos de Carlos V del Alcázar de Sevilla representan la muestra más patente de la nueva técnica. Los paneles azulejeros permiten la repetición de un modelo único a lo largo de claustros, corredores y escaleras —como es el caso de los Monasterios de El Escorial y de la Encarnación—, que muestran una composición religiosa rodeada de motivos decorativos. La influencia ejercida por Pisano se dejó sentir especialmente en Talavera, en donde se fabricaron azulejos planos a lo largo de los siglos XVI y XVII. La producción se mantuvo hasta el siglo XVIII, momento, según hemos visto, en que los hornos talaveranos inician su decadencia. La creación de la Fábrica del Buen Retiro influyó decisivamente en la paulatina desaparición de la pavimentación azulejera, al enfocarse la producción por otros caminos, según veremos más adelante.
Las técnicas de lacería hispano-musulmanas serán reemplazadas por las técnicas italianas planas. Los motivos que van a adornar los paneles, a partir de este momento, van a obtenerse de los repertorios de grabados puestos de moda durante el reinado de Felipe II. Se trata de las colecciones de Stradanus y, sobre todo, de los repertorios conservados en la Biblioteca de El Escorial, de Cornelis Cort. El Monasterio de El Escorial se va a convertir, desde un punto de vista iconográfico, en un centro de irradiación hacia otros monasterios. Cea Bermúdez ha resaltado la actividad de Juan Flores, maestro azulejero, en el desaparecido Alcázar madrileño. El sucesor de tan insigne obrador fue Juan Fernández, que, a partir de 1570, recibe el encargo de realizar los azulejos de los paramentos de El Escorial: «...nueve mil azulejos de los de florón principal, más dos mil de azulejos del otro florín arabesco; y más de azulejos de guarnición baja y alta tanto de unos como de otros. Mil cuatrocientos de cada género de estas guarniciones que son por todos trece mil ochocientos azulejos, los cuales obliga a darlos puestos en el monasterio de san Lorenzo...». Este valioso documento sirve para datar y clasificar toda la azulejería del Monasterio de El Escorial, y para determinar el estilo y tasación de otros centros importantes que fueron ornamentados con los motivos escurialenses. En nuestro caso, nos ha servido de gran ayuda para clasificar la azulejería del Monasterio de La Encarnación.








Las Origenes de Talavera, MÉXICO.



La Talavera es un tipo de cerámica vidriada de colores muy vivos. Aúnque Puebla ha sido un centro para la producción de cerámica desde hace muchos años, las influencias culturales que se encuentran en la Talavara tienen origenes españoles, árabes, chinas, e italianas. Se piensa que en el siglo XVI, monjes españoles pidieron a artesanos de Talavera de la Reina en España que fueran a Puebla a enseñar el arte de hacer cerámicas para decorar las iglesias y monasterios .




Las cerámicas Talaveras tienen patrones y diseños ricamente decorados con colores intensos como azules, amarillos, malvas, y verdes. Las origenes de la Talavera son de España y China. Los patrones de azul cobalto aparecieron en el siglo XV y se debieron a la influencia de los Moros . De los italianos vino la técnica de aplicar pigmentos antes del vidriado. En el siglo XVI, alfareros mexicanos empezaron a imitar los estilos de decoración que habían visto en las cerámicas importadas de China.




La producción de las cerámicas fué una industria muy importante en Puebla . Este ejemplo se llama azul ponche porque toda la decoración fué aplicada encima de un fondo de azul. El nombre se deriva del dulce con que se celebra el Día de los Muertos en Puebla. Los alfareros de Puebla usaron la decoración de muchos colores más durante el siglo XVIII después de la decoración de azul y blanco que había dominado por más de 150 años. El azul ponche fué distribuido tanto que se han encontrado piezas en todo México, Texas, y Arizona.

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