- Sociólogos, comunicadores y expertos coinciden en que existe un caldo de cultivo para movimientos como Democracia Real Ya.
- "La pregunta no es por qué se movilizan ahora, sino por qué no lo han hecho antes", se pregunta el profesor Fernando Gil Villa.
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- Los jóvenes han regresado a la calle. Hacía años que no se les veía tan fuertes y con tantas ganas de hacerse oír. La plataforma Democracia Real Ya , que engloba a distintos grupos proderechos civiles y proacción ciudadana, ha movilizado a decenas de miles de personas que claman contra un sistema que toma decisiones que les incumben sin consultarles y sin tener en cuenta sus intereses. ¿Quiere eso decir que estamos ante un renacer de los movimientos sociales? ¿Fecundarán las protestas en una suerte de mayo del 68?
Quienes llevan muchos años en movimientos sociales creen que, efectivamente, se está produciendo un
renacer de la sociedad civil. Creen que hay una
nueva generación en marcha que puede "pasar por la izquierda" al resto de la sociedad. Aunque otros, como
María José Canell, profesora de Ciencias de la Información, contextualizan la protesta dentro del marco de las
próximas elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo: "Es una movilización
relacionada con las elecciones. Una queja a los políticos y las políticas en el momento en el que tenemos que elegir".
Fernando Gil Villa, profesor de Sociología y Comunicación en la
Universidad de Salamanca y autor de
Juventud a la deriva y
La exclusión social, conoce el descontento que existe detrás de este tipo de movimiento y cree que era solo cuestión de tiempo que cristalizara en una protesta en la calle: "Tenemos
más razones ahora que en mayo de 68 para hacer la revuelta:
la brecha entre ricos y pobres es mayor, existe mayor obsesión por la seguridad, mayor número de encarcelados que nunca, tenemos a
socialistas aplicando políticas neoliberales, hay tantas paradojas…".
Por su parte, la profesora Canell añade que "este movimiento acoge la motivación de aquellos que se quieren quejar del sistema en general y hacerlo en un
momento de crisis económica es más fácil".
¿Pero por qué los jóvenes? ¿Por qué han sido precisamente ellos quienes han tomado las riendas de la protesta? "Porque los jóvenes padecen los problemas en sus propias carnes,
son un espejo de la sociedad, pero tienen un sistema inmunológico menor que la sociedad adulta y, sin embargo, son los que
más energía y fuerza tienen para luchar, por eso es lógico que se manifiesten y protesten. Lo que no era lógico es que no protestaran, la pregunta que debíamos hacernos es:
¿por qué no lo habían hecho hasta ahora? Porque estaban
anestesiados en una sociedad de consumo, con situaciones familiares atípicas,
viviendo una vida irreal, sin poder emanciparse y porque, a diferencia de lo que sucedía en mayo del 68,
no tienen intelectuales críticos que los espoleen", explica el profesor Gil Villla, que se muestra muy crítico con la labor de los intelectuales y del profesorado.
"Las
palabras de Foucault en el 71 sobre lo lejos que se está de la democracia son ahora más reales que nunca, pero entonces estaba Foucault y ahora no hay nadie.
No existe el pensamiento crítico, los intelectuales han olvidado la responsabilidad que tienen de tomar partido y los profesores nos limitamos a dar nuestro temario porque estamos quemados, aplastados por el
rodillo de la tecnocracia y la burocracia que nos obliga a pasar más tiempo rellenando formularios kafkianos que investigando", dice resignado.
En la misma línea se expresa
Lucía Lourdes, de
ATTAC (un movimiento que propugna por el control de los mercados financieros) quien se encargó de leer en la
manifestación del domingo en Madrid el manifiesto de José Luis Sampedro: "Ha habido unos años de anestesia total. Triunfó la ideología de que todos íbamos a ser ricos, la del sálvese quien pueda…".
Un movimiento que surgió en Internet
Organizados a través de Internet, Democracia Real Ya ha convertido a
Facebook,
Tuenti y
Twitter en aliados; pero como decía hace unos días a EFE el experto en nuevas Tecnologías
Clay Shirky "las redes sociales pueden ayudar a que se produzca un levantamiento, pero
nunca podrán reemplazar el papel de la sociedad civil. Las redes sociales se limitan a proveer a los medios para
sincronizar las opiniones de la gente". Es decir, como explica el profesor Gil Villa, "que la gente no se moviliza si no tiene la
voluntad de hacerlo, las redes son solo el medio y cumplen el mismo papel que cumplían
hace 40 años las octavillas".
Sin embargo, el presidente de la
Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM),
Nacho Murgui, añade un matiz al protagonismo en Internet de estas movilizaciones: "La red no es únicamente un espacio de comunicación, sino un
espacio en el que se vive. El capitalismo organizaba a la gente en fábricas, ahora nos juntamos en Internet y ahí estamos todos juntos".
A la pregunta del millón,
saber si este movimiento triunfará, nadie se arriesga a responder.
"Desde el punto de vista del análisis de la situación existen razones para que tome impulso y siga adelante. A diferencia de lo que piensan algunos no es
peccata minuta, no son los típicos chicos antisistema, antiglobalización. Va más allá,
hay caldo de cultivo y sensación de malestar para que pueda prender, pero de ahí a que lo haga, depende de muchas cosas", adelanta el profesor Gil Villa, mientras Nacho Murgui se muestra optimista:"Creo que hay que pensar en que
va a dejar huella, es importantísimo. Hay una acumulación de hechos, muchas razones para estar cabreados. Es como si fuera un vaso que se va llenando".
Y mientras, los partidos políticos, que se juegan su futuro el día 22, contemplan con una mezcla de
sorpresa, simpatía y estupor cómo los ciudadanos les gritan a la cara que no confían en ellos. "Los partidos políticos
no tienen legitimidad moral porque son cínicos, ponen imputados en sus listas y luego piden regeneración moral. Más del 60% de la gente desconfía de los políticos, que buscan más el interés personal que el de la población. En el interior de los grandes partidos
no hay democracia ni crítica, y los jóvenes perciben esa contradicción ideológica y piden una regeneración moral", concluye Gil Villa.