Aunque en algunas circunstancias puede tener su encanto una escena de amor en la que la pasión es tan explosiva que nada puede ser retenido, la velocidad no se puede considerar un parámetro de la calidad en el sexo. Para disfrutar del sexo también hay que saber ir despacio.
El concepto de ’slow sex’ o sexo lento no se refiere tan solo a ir despacio durante el acto. Esta disciplina, que se podría sumar a las varias facetas de la movimiento Slow (slow food, slow viajar, slow ciudades…), se tiene que ver de forma más holística. Abarca todo lo que rodea a cada individuo, y también lo que se vive interiormente. Y no sólo se limita a las personas activas sexualmente; todos tenemos lo que se puede llamar energía sexual y esta se puede cultivar y encauzar de varias formas, unas más saludables que otras. Este hecho se puede observar fácilmente cuando una persona lleva tiempo sin tener relaciones sexuales y se sube por las paredes, por ejemplo.
Se podría comparar el concepto de slow sex con el de slow food, que es el más conocido de momento. El slow food no se refiere simplemente a masticar despacio cuando comes; esta filosofía da importancia a todas las etapas que están involucradas en el proceso de los alimentos, de la tierra a la mesa.
Aunque tal vez nos podría sorprender si se investigase la relación entre la forma que tiene una persona de comer y su forma de hacer el amor… Puede pasar con la comida que vayamos tan deprisa que no somos creativos cocinando, ni saboreamos los alimentos, ni disfrutamos de la buena compañía con la que nos encontramos, no hacemos sobremesa. Lo mismo puede pasar con el sexo, sobre todo cuando tenemos un ritmo de vida muy acelerado y/o cuando llevamos mucho tiempo con la misma pareja. De hecho, muchas mujeres prefieren un buen helado de chocolate a un encuentro sexual con su compañero.
No entraremos en detalles sobre técnicas tántricas y posturas especiales porque se puede encontrar todo esto en los cientos de libros que existen al respeto. Simplemente haremos una descripción de dos escenarios, uno de sexo rápido (comparable con la comida rápida) y el otro de slow sex (como el slow food). Le queda a cada uno aplicar esta reflexión a su propio contexto y utilizar un poco su imaginación. No queremos sugerir que una de las dos opciones sea mejor que la otra; de hecho, alternar los dos estilos puede ser divertido.
Escenario 1: Sexo rápido (para gente con muchas preocupaciones)
Pim-pim-pam-pam-ya-está. Buenas noches cariño.
Escenario 2: Slow sex (para gente con muchas ocupaciones)
Se empieza 24 horas antes (mínimo) a alimentar el deseo con toda clase de detalles: un mordisco ligero en el cuello, una mano que acaricia, una sonrisa cómplice, un beso prometedor, una actitud más relajada, una atención especial. Cuando se va acercando el momento (cuando se ve tierra en el horizonte), se van multiplicando estos detalles pero ya sin tener que pensar; es automático e incluso empieza a ser difícil retener los impulsos de ir a más. Cuando llegan estos impulsos, se disfruta del juego de no dejarse llevar por la pasión. ¡Qué sufrimiento más gustoso! Mmmmm…
Ahora que está activado el deseo, hay que deleitarse con la sensación, quedarse un tiempo en el valle antes de querer escalar la montaña. En el valle suena una música muy sensual, el aire está perfumado de un incienso estimulante, la luz de las velas realza la belleza de los rostros, la voz se vuelve un tanto más aterciopelada, las palabras son pocas pero deliciosas, cada roce accidental con el cuerpo del otro produce chispas… Empezamos a escalar la montaña, con un ritmo lento para disfrutar del paisaje y no perderse nada… Hacemos una pausa en un paraje y otro… Incluso nos adentramos en algún sendero inexplorado, alejándonos un momento del sendero habitual. Y cuando menos lo esperas, ya hemos llegado a la cima. Nos quedamos allí apreciando las vistas espectaculares, juntos y enamorados.
Comparando el slow sex con el sexo rápido
Slow sex
No hay ninguna prisa
No hay un objetivo definido
Deja una sensación de plenitud
Es compatible con un ritmo de vida activo
Favorece un estado relajado
No se olvida la experiencia, se guarda como un tesoro
Une a la pareja, fortalece la relación
Alimenta el amor entre las personas
Sexo rápido
Tenemos muchas cosas por hacer
El objetivo es tener un orgasmo
Deja un vacío energético
Es compatible con un ritmo de vida acelerado
Puede producir una descarga de estrés superficial
Es muy probable que no se quede grabado en tu memoria
Si es la tendencia repetitiva, es síntoma de que la pareja no está muy unida
No es necesario que exista amor entre las personas