miércoles, 25 de agosto de 2010

La energía minieólica.

Un miniaerogenerador en el tejado del que se conoce como Edificio de la Energía, en Rotterdam








Por fin: los miniaerogeneradores –hermanos pequeños de los molinos de viento– empiezan a dar sus primeros pasos en España. Tras años de bloqueo y trabas administrativas, el Gobierno ha dado el visto bueno al desarrollo de esta fuente de energía, que permite a los usuarios generar su propia electricidad en casa sin emitir un gramo de CO2. El Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (Paner), elaborado por el Ministerio de Industria para satisfacer una petición de la UE sobre la planificación energética durante la próxima década, allana el terreno: hasta el 2020 se podrán instalar 100.000 pequeños aerogeneradores y llegar hasta 370 megavatios de potencia.
 El borrador prevé una regulación aparte y la eliminación de los pesados e insólitos trámites administrativos actuales. A modo de ejemplo, instalar un miniaerogenerador de 1,75 kilovatios en el tejado de casa conlleva hoy casi los mismos trámites que una planta eólica, con el consiguiente encarecimiento del coste de la instalación, ya que hay que realizar un estudio de impacto –no visual sino ambiental– así se ponga en el jardín o en la azotea de una ciudad como Barcelona o Madrid. La simplificación del trámite permitirá abaratar costes, el interesado no tendrá que esperar un año, como ahora, y polígonos industriales, comunidades de vecinos y simples ciudadanos tal vez se animen a instalar estas miniturbinas en sus tejados.
CORSÉS Y VENTAJAS / Francisco Javier Forte, presidente de la sección minieólica de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), cree, sin embargo, que para el pleno desarrollo de este tipo de energía en un marco similar al de otros países europeos también es necesario romper el corsé de algunas reglamentaciones autonómicas y municipales.
«En Castilla-La Mancha, la instalación de más de un generador se considera parque eólico», recuerda Forte, al tiempo que enumera más ventajas de la instalación de molinillos: no requieren casi obra, soportan velocidades de viento de hasta 200 kilómetros por hora y, con un solo minigenerador de 1,75 kilovatios, son capaces de producir hasta el 60% del consumo eléctrico medio de una vivienda durante sus más de 15 años de vida útil. «Cada vez se fabrican más estéticos, para reducir el impacto visual, y más silenciosos», defiende Forte al hablar de los impactos visual y acústico. Pone como ejemplo la instalación en la sede central del Gobierno de Navarra.
CONEXIÓN A LA RED / Junto a la dotación de electricidad en zonas aisladas, empresas y viviendas, la APPA confía en que la nueva regulación permitirá promover en un futuro la conexión de las instalaciones minieólicas a la red eléctrica. Entre otras ventajas, mejoraría el transporte y la distribución, con el consiguiente ahorro. Actualmente, un 15% de la electricidad producida en España se pierde a través de los cables de las líneas de distribución.
Pero la conexión exigiría una regulación retributiva que permita amortizar la inversión realizada por la compra de los microgeneradores. El coste de un pequeño molino de 1,7 kilovatios de potencia es de unos 6.000 euros. «No es lo mismo una instalación en Tarifa que en Guadalajara, pero como media y para una amortización en 10 años sería necesaria una prima de 28 céntimos por kilovatio producido», calcula Forte.