Es una de las imágenes más duras que nos ofrece la vida.
Su mirada se vuelve vacía, sus esperanzas vanas, y sus sueños quebrados… De nada sirvieron los cariños, abrazos o regañinas dados.
Sus lágrimas no entienden del dolor causado, bien sea asesinato, muerte accidental o enfermedad su causa.
Cuando una madre llora, desaparece el futuro. No se puede evitar el presente, ni corregir el pasado. Un hijo debería honrar la muerte de una madre. Pero una madre no debería lamentar nunca la muerte de un hijo.
Un dolor eterno, y un corazón roto. Las madres no deberían llorar nunca.
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