El acusado, que reconoció tener una obsesión, envió decenas de mensajes en 2006
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Por suerte, algunas de las personas que tuvieron acceso a estos mensajes denunciaron los hechos a la policía, y según las investigaciones, la compra nunca llegó a producirse.
La Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la policía nacional de La Rioja, lugar donde se produjeron las primeras denuncias, ha llevado a cabo dicha investigación, en colaboración con la Brigada Provincial de Delitos Tecnológicos de la Comisaría de Valencia.
Pese a que las primeras denuncias son de 2006, el hecho de que el presunto pedófilo cambiara continuamente de apodo y de correo electrónico de contacto dificultó su localización y hasta hace bien poco ha permanecido en paradero desconocido. Finalmente, la policía realizó una entrada y registro en el domicilio del sospechoso la mañana del miércoles, en el barrio de Campanar de Valencia, y procedieron a su detención, acusado de un delito de corrupción de menores. Además, los agentes intervinieron los discos duros del arrestado, que serán analizados para ver si contienen pornografía infantil.
El acusado, de 34 años, tiene un quiosco en Valencia y carece de antecedentes penales. Según fuentes bien informadas, el presunto pedófilo confesó los hechos y reconoció tener un trastorno obsesivo compulsivo que le hace desear mantener relaciones con niños muy pequeños.
Para llevar a cabo su obsesión el acusado solicitaba ayuda, a cambio de dinero, para quien pudiera conseguirle un bebé. De hecho, en algunos mensajes pedía que si alguien trabajaba en un hospital materno sustrajera un bebé de la incubadora. En ocasiones fingía que quería adoptar un niño y no podía, y en otras, manifestaba explícitamente sus intenciones.
No consta que nadie accediera a sus pretensiones. De hecho, muchos le contestaban llamándole pervertido y pedófilo.
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