AUSTRIA | Ha sido condenado a cadena perpetua
El hijo favorito del 'monstruo' de Amstetten llora y le echa de menos
Felix tiene seis años y llora frecuentemente porque desde hace casi un año no puede ver a su padre. El «favorito» de su progenitor, el que «siempre recibía un tratamiento especial» y «muchos regalos», en palabras de su tía Christine, hermana de su abuela Rosemarie, no entiende nada y sin embargo es el miembro de una familia rota, los Fritzl, que más oportunidades tendrá de reconstruir su vida, dada su edad.
Félix Fritzl cambiará pronto su apellido, igual que sus hermanos Kerstin, de 20, y Stefan, de 19, simplemente para poder vivir. Todos ellos nacieron en un húmedo búnker secreto, primero de 18 metros cuadrados y luego ampliado hasta los 40, lleno de ratas y situado bajo el número 40 de la Ybbsstrasse de Amstetten, en el Land (estado) de Baja Austria.
Nunca hasta abril de 2008 vieron la luz del día ni respiraron aire fresco, hablan entre ellos un lenguaje privado de gruñidos y balbuceos y en marzo de 2008 supieron que tienen otros tres hermanos -Lisa de 17, Monika, de 15, y Alexander, de 13, también nacidos en cautividad pero adoptados legalmente por su padre-, siete hermanastros y una abuela.
Más aún, hace algo menos de un año descubrieron que lo que veían en las fotos de las revistas que les bajaba Josef Fritzl, los coches, el sol y la playa, existen de verdad más allá de las ocho puertas de su cárcel, tres de ellas con cerraduras electrónicas cuyo código sólo conocía el padre.
Pero para empezar a vivir plenamente los seis con su madre, Elisabeth, deberán esperar a que la prensa sensacionalista afloje el cerco.
Primera oportunidad
De hecho, hasta febrero gozaron de una primera oportunidad en una casa situada en una localidad secreta y pagada involuntariamente por su progenitor, pero el diario británico 'The Sun' les descubrió, publicó una imagen pixelada de la madre y su hija Lisa paseando con una bolsa de la compra y tuvieron que regresar a toda velocidad a la clínica psiquiátrica Mauer de Amstetten, donde se hallan ahora protegidos de los periodistas.
Después del gran reencuentro familiar ahora han vuelto a perder a un miembro, su abuela, quien según la prensa popular austriaca fue expulsada del santuario psiquiátrico rodeado de bosques tras una gruesa discusión con Elisabeth y hoy vive sola en la ciudad de Linz.
La hija no pudo soportar saber que su madre había acogido al padre tras ser condenado a 18 meses de cárcel por una violación. Cuentan, asimismo, que la hoy mujer de 42 años no toleraba que Lisa, Monika y Alexander llamaran «mamá» a la anciana.
Pero Elisabeth, «tan fuerte» como Fritzl, según las propias palabras del asesino y violador confeso durante el juicio, tiene ganas de superar el infierno de su último cuarto de siglo de vida. Según se ha filtrado estaría deseando aprender a conducir, aunque sufre algunos problemas para usar el euro. En 1984 Austria aún utilizaba como moneda el 'schilling'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario