“Las empresas farmacéuticas tienen que reducir los precios de los medicamentos y ser flexibles en lo relativo a la propiedad intelectual”
Rohit Malpani Consejero político de Oxfam Internacional
El gigante farmacéutico GlaxoSmithKline merece todos los elogios al desmarcarse de la corriente imperante y dar un paso ayudando a las personas pobres de los países en vías de desarrollo a acceder más fácilmente a los medicamentos, según palabras de la agencia internacional Oxfam.
La iniciativa de esta semana de GSK sólo es el comienzo. “Las grandes empresas del sector farmacéutico parece que poco a poco se hacen conscientes de que las personas pobres de los países en vías de desarrollo tienen que hacer frente a grandes obstáculos para acceder a un buen sistema sanitario, y para poder abrirse paso en estos nuevos y grandes mercados emergentes, el sector tiene que adaptar sus patentes de elevado coste a una nueva realidad, así como su forma de hacer negocios”, en palabras del portavoz de Oxfam, Rohit Malpani.
GSK afirmó que recortaría el precio de todos sus medicamentos en los 52 países más pobres del mundo. “Es la primera vez que una empresa de este sector reconoce que el acceso a los medicamentos es importante para el conjunto de sus productos, y no sólo para los destinados a tratar el VIH, SIDA, la tuberculosis o la malaria”, puntualizaba Malpani. “Esta acción por sí sola no resolverá los problemas. Las empresas farmacéuticas tienen que reducir los precios de los medicamentos para las personas de países con rentas medias y ser flexibles en lo relativo a la propiedad intelectual, de forma que se estimulen los medicamentos genéricos, y muy en especial los producidos por fabricantes de bajo coste como en India. Todo esto se hace necesario para conseguir reducciones sostenibles del precio de los medicamentos en los países pobres.”
GSK afirmó que presentaría un conjunto de patentes con el que se donarían pequeñas moléculas y procesos para incentivar la innovación en la cura de enfermedades olvidadas. “Esto es un gran paso. Ya que las patentes no deben suponer una barrera a la innovación en la cura de enfermedades olvidadas. No obstante, no hay que olvidar que GSK ha excluido al VIH y SIDA de este conjunto de patentes del que hablaba. Y aunque algunas empresas han reducido el precio de este tipo de medicamentos, aquellos antirretrovirales de primera y segunda línea son unas 5 o 10 veces más caros que los medicamentos más antiguos o de primera línea que ya no están patentados”, afirmaba Malpani.
GSK invertirá el 20% de sus beneficios generados en los países con un menor nivel de desarrollo en la propia infraestructura sanitaria de esos países. “GSK está muy acertada al identificar la estructura sanitaria como uno de los mayores retos para la salud en los países pobres. GSK puede sentar un precedente de buenas o malas prácticas en función de cómo invierta el dinero. Nosotros esperamos que GSK refuerce el sistema público sanitario de los países pobres y que no invierta en el sector privado, enclavado fuera del ámbito del sistema de atención médica”, puntualizaba Malpani.
“El sector farmacéutico está dando pasos para mejorar el acceso a los medicamentos para las personas pobres, aunque éstos sean lentos. Este sector tiene que entender que, mientras que busca la forma de abrirse a los mercados de las economías emergentes, todavía le queda mucho por hacer para ayudar a la gente pobre a acceder más fácilmente a los medicamentos”, concluía Malpani.
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