viernes, 17 de junio de 2011

No debemos permitir que algunos enturbien un buen fin



Ante los graves sucesos acontecidos ayer frente al Parlamento de Cataluña, en Barcelona, expreso mi más firme rechazo hacia cualquier agresión, coacción, insulto o actitud violenta empleada por grupos minoritarios, aprovechando la legítima y pacífica ola de indignación que ha recorrido las ciudades españolas desde el pasado 15 de mayo.
Desde el primer momento, dejé constancia y reitero mi apoyo a los miles y miles de ciudadanos españoles que, siempre de manera pacífica, han manifestado su indignación ante una economía deshumanizada y ante los déficits democráticos de nuestras sociedades, y han pasado de la indiferencia al compromiso por los valores profundos de la democracia, siempre a través de vías pacíficas.
Considero, por tanto, intolerable cualquier intento de paralización de las instituciones de representación democrática, así como la coacción de todo tipo ejercida contra los representantes de la voluntad popular. Eso nada tiene que ver con la resistencia pacífica ni con la legítima disidencia democrática. Eso no se puede tolerar, y no debemos permitir que algunos grupos, desde dentro o desde fuera del movimiento de los indignados, intenten aprovechar esos hechos para enturbiar el buen fin y las actitudes mayoritarias de los ciudadanos que se han movilizado pacíficamente durante las últimas semanas en casi un centenar de poblaciones españolas.
Siempre me he manifestado a favor de la profundización de la democracia, de la libertad de expresión y del respeto por los otros como únicas vías para el progreso de nuestras sociedades. Deseo que los indignados españoles sepan encontrar, con la misma actitud pacífica y dialogante con que irrumpieron en la escena pública hace unas semanas, su camino para seguir expresando ese compromiso hacia el futuro.
Stéphane Hessel
París, 16 de junio de 2011

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