La difícil relación de México con Estados Unidos tiene un nuevo frente comercial. El Gobierno mexicano ha decidido aumentar el cobro de aranceles a 90 productos agrícolas e industriales importados de su vecino del norte. Se trata de una represalia contra Estados Unidos por violar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) al cancelar el programa piloto de Transporte Transfronterizo de Carga. Es decir, porque cerraron el paso de su frontera a los camiones mexicanos de carga, una decisión que no sólo ha ocasionado pérdidas económicas, también ha generado un rechazo social.
El secretario mexicano de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, explicó que el castigo a las exportaciones se aplica desde el pasado martes, una vez que Estados Unidos no aceptara revisar el cierre del camino a los transportes mexicanos. "Nos vemos obligados a adoptar medidas de represalia conforme al Tratado". Los aranceles se aplican a 90 productos industriales y agrícolas de 40 Estados del gigante norteamericano. El valor de esas compras en 2007 fue de 2.400 millones de dólares.
En una clara crítica a la posición que ha adoptado Washington, el ministro comentó que "en estos momentos de crisis económica, cuando debemos evitar a toda costa el proteccionismo, la decisión de Estados Unidos va en sentido contrario y manda una señal negativa a México y al resto del mundo". No obstante, Ruiz Mateos espera que todo regrese al buen camino, dada la importancia que tiene la relación comercial bilateral, con un valor de unos 367.000 millones de dólares en 2008.
A cuentagotas
La medida mexicana llamó la atención de la Casa Blanca, hasta el punto de que el secretario de prensa presidencial, Robert Gibbs, dijo que la Administración de Barack Obama busca acciones que permitan la reapertura de la frontera a los camioneros, ante la lo que calificó como "medidas de represión" cargadas a exportaciones estadounidenses. "Esto es en respuesta al fin del programa piloto transfronterizo que permitió a un pequeño número de camiones mexicanos entrar a Estados Unidos más allá de la zona comercial fronteriza [30 millas] y proveer acceso recíproco a compañías de Estados Unidos".
En México se cree que la explicación estadounidense para cerrar el paso a los camioneros carece de sustento. Las autoridades sostienen que se han dado unos 46.000 cruces sin que se registraran incidentes de importancia.
La historia de este choque comenzó el 11 de marzo, cuando el Congreso estadounidense no concedió dinero a un programa de apertura de fronteras para los transportes de carga mexicanos. De esta forma, se canceló el plan que, originalmente, de acuerdo con lo contemplado en el TLCAN tenía que haber comenzado a fluir en enero de 2000. Las dudas estadounidenses respecto a la seguridad que brindan los camioneros mexicanos retrasaron la entrada en vigor del convenio hasta 2007, cuando empezó a cuentagotas y pendiente de un hilo político y financiero.
Para Ruiz Mateos, la "acción de Estados Unidos es equivocada, proteccionista y claramente viola el Tratado. Por decidir proteger a sus transportistas han decidido afectar la competencia y la competitividad de nuestros países y de la región, impactando a muchos otros sectores productivos". El secretario mexicano aseguró que en breve publicará la lista de productos sancionados, pero adelantó que se trata de artículos que no afectan a las cadenas productivas mexicanas, por lo que no afectarán a los precios finales ni a la cesta básica de los mexicanos.
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