"De pie unidos con el pueblo de Gaza" es el lema de esta Semana contra el Apartheid Israelí, que comenzó el domingo en Toronto y otras 39 ciudades en todo el mundo.
Esta imagen distribuida por el Centro Legal Gisha en pro de la libertad de movimiento es un fotograma del cortometraje Zona Cerrada, que denuncia los efectos que tienen los bloqueos israelíes. AP
Un movimiento para boicotear los productos, la cultura y las instituciones culturales israelíes cobra fuerza, mientras Ginebra se prepara para celebrar la Conferencia de Naciones Unidas contra el Racismo, conocida como Durban II, el mes próximo en medio de controversia. Canadá y Estados Unidos la boicotean por lo que consideran una agenda antisraelí.
En la primera conferencia, celebrada en esa oriental ciudad sudafricana en 2001, las representaciones israelí y estadunidense se retiraron y acusaron a los demás de concentrarse demasiado en Israel.
El apoyo canadiense y estadunidense a Israel sigue en pie, pero no contrarrestan las críticas internacionales a su ofensiva de tres semanas contra Gaza, en la que murieron más de mil 300 palestinos y miles más resultaron heridos, en su mayoría civiles, y que han dado mayor impulso a la campaña Boicot, Deslinde, Sanciones (BDS).
La BDS surgió tras un llamado en 2005 por más de 170 grupos de la sociedad civil palestina para una campaña de "presión no violenta sobre Israel, con el fin de que detenga sus violaciones al derecho internacional" al mantener la ocupación de Palestina.
En vísperas de la campaña BDS, críticos de Israel han señalado similitudes entre el racismo israelí y el apartheid sudafricano.
Los activistas acusan a Israel de discriminar a los palestinos que poseen pasaporte israelí, y denuncian graves violaciones a los derechos humanos contra los habitantes de los territorios ocupados.
Durante la época del apartheid, los vínculos entre Israel y Sudáfrica eran muy fuertes. Tel Aviv ayudaba a entrenar a las fuerzas de seguridad sudafricanas, y proveía de armas al régimen racista.
En Toronto, donde nació la Semana contra el Apartheid Israelí, se celebrarán en los próximos días foros, muestras de cine, eventos culturales y protestas callejeras.
Uno de los oradores será el ex ministro de inteligencia sudafricano Ronnie Kasrils, quien en el apartheid fue miembro del entonces opositor Congreso Nacional Africano. Muchos judíos además lo acusan de traidor por su postura contraria a las políticas de Israel.
En Nueva York, el activista Nir Harel, miembro del grupo Anarquistas contra el Muro de Israel, también generará polémica en las actividades de esta semana. Su organización realiza protestas regulares contra la barrera que divide el territorio de Cisjordania.
Esta pared se desvía significativamente de la Línea Verde, la frontera internacionalmente reconocida, y aísla una gran parte del territorio palestino, separando a muchos granjeros de sus cultivos.
Otro activista israelí, Matan Cohen, ha sido clave en una campaña en Estados Unidos para aislar a Israel. El Hampshire College, de Massachusetts, llamó a una desvinculación financiera de más de 200 compañías que acusa de violar su responsabilidad social al invertir en políticas contra los palestinos practicadas por Israel.
Entre las empresas que proveen equipos y servicios a las fuerzas israelíes en Cisjordania y Gaza se hallan Caterpillar, United Technologies, General Electric, ITT Corporation, Motorola y Terex.
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