sábado, 5 de julio de 2008

ALICIA ... ... EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS.

En mi ultimo viaje a Inglaterra, apenas hace un mes, en busca de Harry Potter, no encontré gran cosa, todo hay que decirlo, pero me sorprendió que sobre Alicia, si hubiera todo un MUNDO........... así que explorando, me he encontrado con todos estos datos................Lo que son los cuentos???? mas que para niños... ... Para adultos.

El 4 de julio de 1862 nació 'Alicia en el país de las Maravillas'




Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas



Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (Alice's Adventures in Wonderland), a menudo abreviado como Alicia en el país de las maravillas, es una obra de literatura creada por el matemático, sacerdote anglicano y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, bajo el más conocido seudónimo de Lewis Carroll. El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la educación inglesa y temas políticos de la época. El país de las maravillas que se describe en la historia es fundamentalmente creado a través de juegos con la lógica, de una forma tan especial, que la obra ha llegado a tener popularidad en los más variados ambientes, desde niños o matemáticos hasta Psiconautas.

En esta obra aparecen algunos de los personajes más famosos de Carroll, como el Conejo Blanco, el Sombrerero, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones; quienes han cobrado importancia suficiente para ser reconocidos fuera del mundo de Alicia.

Sólo se conservan 23 copias de la primera edición de 1865, de las cuales 17 pertenecen a distintas bibliotecas, estando las restantes en manos privadas. El libro tiene una segunda parte, menos conocida, llamada A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (Through the Looking-Glass, and What Alice Found There, de 1871). Varias adaptaciones cinematográficas combinan elementos de ambos libros.

La obra ha sido traducida a numerosos idiomas, incluido el esperanto. En 1998, un ejemplar de la primera edición del libro fue vendido en subasta por la suma de 1,5 millones de dólares, convirtiéndose así en el libro para niños más caro hasta ese momento.

La historia relatada en el libro tuvo tres fases. La primera y más importante comenzó de manera casual, durante un paseo en barco por el río Támesis el 4 de julio de 1862. En el paseo, Lewis Carroll estaba acompañado por el reverendo Robinson Duckworth, y por las tres hermanas Liddell: Lorina Charlotte, Alice y Edith, de trece, diez y ocho años respectivamente. El viaje por el río había comenzado en el Puente Folly, cerca de Oxford, Inglaterra, y recorrería ocho kilómetros, hasta Godstow, antes de volver a Christ Church, en Oxford. Según el diario de Dodgson y los testimonios que Alice Liddell dio años después; el calor estival era tan intenso, que obligó al grupo a refugiarse en la orilla del río, a la sombra de unos almiares. Para pasar el tiempo, Dodgson contó a las niñas una serie de historias disparatadas, que llamó "Las aventuras subterráneas de Alicia". Según los relatos del propio Dodgson, de Alice Liddell y de Duckworth, el autor improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice.

La segunda fase comenzó cuando Dodgson decidió recrear aquellos relatos y escribir una historia con ellos. Esta decisión fue tomada tras la insistencia de las niñas, especialmente Alice, quienes habían quedado entusiasmadas por la historia. Según una carta enviada a Duckworth, pasó la noche en vela, dedicado a recordar la extravagante historia que había relatado a las niñas en el río. Sin embargo, Dodgson no comenzó la escritura inmediatamente. Según una entrada de su diario, fue cuatro meses después, el 13 de noviembre del mismo año, cuando Charles Dodgson comenzó a escribir el manuscrito de Las aventuras subterráneas de Alicia. Dodgson terminó de escribirlo en febrero de 1863, y en seguida procedió a hacer las ilustraciones, las cuales terminó en septiembre de 1864. Como detalle final, el autor incluyó un retrato ovalado de Alice Liddell en la última página. Alice Liddell recibió el manuscrito terminado e ilustrado por el autor, en noviembre de ese año.

Publicación


La fase final consistió en el desarrollo posterior del manuscrito hasta su versión definitiva. Según el diario de Dodgson, en la entrada del 9 de mayo de 1863, George MacDonald y su esposa le manifestaron su deseo de ver publicado el manuscrito. A Dodgson le agradó la idea, y comenzó a reescribir el manuscrito para su publicación. En el desarrollo del libro, Dodgson añadió dos capítulos, además de extender considerablemente otros dos.

Las ilustraciones del manuscrito original estaban hechas a mano y con pluma. Esta vez, el autor trató de hacer un trabajo más refinado, intentando hacer los dibujos en madera. Después de varias tentativas, concluyó que este método le llevaría un tiempo superior al que podía dedicar a la tarea, por lo que decidió buscar a un ilustrador profesional. Dodgson procuraba obtener figuras de clara silueta, y pensaba que el ilustrador inglés John Tenniel era el más adecuado para el trabajo. En una carta dirigida al dramaturgo Tom Taylor, fechada el 20 de diciembre de 1863, Dodgson le solicita su intercesión para contactar a Tenniel y convencerlo de ilustrar la obra.


Un mes después, Dodgson y Tenniel entraron en contacto, y, en abril de 1864, este último aceptó hacer treinta y cuatro ilustraciones, que pasarían a ser cuarenta y dos, en octubre de ese año. Dodgson le entregó una fotografía de la niña Mary Hilton Badcock para que la utilizara como modelo para Alicia. No se sabe si Tenniel aceptó la propuesta. Por un lado, por lo que se puede apreciar en las ilustraciones, parece que sí, pues la Alicia que Tenniel dibujó es muy semejante a Badcock. Sin embargo, una entrada en el diario de Dodgson da a entender que Tenniel había rechazado el utilizar un modelo, y creó la imagen del personaje desde cero.

Mientras Tenniel hacía las ilustraciones, Dodgson pensó que el título original sonaba demasiado escolar, como si se tratara de un texto sobre minerales; por lo que se dedicó a barajar otros nombres para la obra. En junio de 1864, nuevamente consultó a Taylor a través de una carta. En esta le sugiere varios títulos, y le pide ayuda para escoger uno. Los títulos que Dodgson concibió eran La hora dorada de Alicia, Alicia entre los elfos, Alicia entre los duendes, y combinaciones de "La hora de Alicia...", "Acciones de Alicia...", "Las aventuras de Alicia..." con "...en el país de los elfos" o también "...en el país de las maravillas".

En la misma carta, el autor expresa su preferencia por usar el título "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas", título que fue finalmente adoptado. John Tenniel entregó las ilustraciones terminadas en mayo de 1865, y el libro fue publicado el 24 de mayo de ese año por Macmillan and Co., con un tiraje de dos mil ejemplares. Dodgson solicitó que le fueran reservados cincuenta ejemplares para sí. Sin embargo, Tenniel se mostró insatisfecho con el resultado de las impresiones, por lo que el libro no fue vendido en Inglaterra. En vez de eso, los ejemplares fueron vendidos al editor neoyorquino Appleton, quien cambió la portada y publicó la primera edición estadounidense.

En Inglaterra, Macmillan preparó una nueva edición que apareció en el otoño de 1865, aunque con la fecha "1866" impresa. De los nuevos dos mil ejemplares, Dodgson solicitó que uno de ellos recibiera encuadernación especial, en vitela blanca, para obsequiarlo a Alice Liddell. El libro obtuvo gran popularidad en poco tiempo; las traducciones al alemán y al francés fueron publicadas en febrero y agosto de 1869, respectivamente.

Años después, en 1890, Dodgson publicó una nueva versión de Alicia, llamada "Alicia para los pequeños" ("The nursery Alice"), orientada hacia los niños menores de cinco años.

Argumento

Antes de comenzar la novela, Lewis Carroll incluyó un poema que hace referencia a la gestación de la obra. En las siete estrofas del poema, Carroll recuerda el paseo en bote, y cómo las tres hermanas Liddell, llamadas en el poema Prima, Secunda y Tertia, insistieron repetidamente en escuchar una historia. La estrofa final es una clara dedicatoria a Alice Liddell.

Capítulo I: El descenso por la madriguera


La historia comienza con la imagen de una niña llamada Alicia, sentada en un banco al aire libre aburrida junto a su hermana. La hermana leía un libro "sin ilustraciones ni diálogos", lo que hace que Alicia divague por el tedio.


Repentinamente, aparece junto a ella un conejo blanco vestido con chaqueta y chaleco; que corre murmurando que llega tarde, mirando su reloj de bolsillo. Alicia se interesa por él y decide seguirlo e incluso entrar a su madriguera. La madriguera resulta ser un túnel horizontal más profundo que lo esperado, el cual súbitamente se convierte en un pozo vertical sin asidero alguno, por donde Alicia cae durante mucho tiempo recordando a su gato, y cosas que aprende en su escuela y preguntándose si algún día llegará al suelo. En el trayecto, Alicia se pregunta si el túnel la hará llegar a las "antipáticas", confundiendo el término con las antípodas.

Al finalizar su caída y sin haberse hecho daño, Alicia entra en un mundo de absurdos y paradojas lógicas. El conejo había desaparecido, y Alicia encuentra una pequeña botella, la primera de varias que encontraría en su aventura, que sólo dice «BÉBEME», lo que Alicia hace atraída por la curiosidad. La poción encogió a Alicia hasta hacerla medir veinticinco centímetros de altura.

A continuación, Alicia intenta abrir una pequeña puerta para continuar explorando el mundo nuevo. A través de la puerta se atisba un atractivo jardín, pero la llave que abre la puerta está sobre una mesa que Alicia no puede alcanzar, debido a su nueva estatura. La niña intenta entonces recuperar su estatura original, comiendo un pastel que encuentra con el letrero «CÓMEME».

Capítulo II: En un mar de lágrimas

El pastel tiene el efecto esperado, y Alicia crece más de dos metros. Con su nueva altura, la niña consigue tomar la llave, pero al no parar de crecer, choca contra el techo y queda imposibilitada de acceder a la puertecita. Alicia comienza entonces a llorar, llenando la habitación con un charco de lágrimas de diez centímetros de profundidad. En eso, el Conejo Blanco pasa nuevamente frente a Alicia, apresurado. Sin querer, el conejo dejó caer un abanico, que Alicia utiliza para refrescarse. El abanico resulta ser mágico, pues consigue que Alicia comience a encoger de nuevo, hasta que lanza lejos el abanico para detener el proceso.

El charco de lágrimas es ahora un mar donde Alicia se ve forzada a nadar para no ahogarse. A su lado pasa nadando un ratón, y Alicia intenta entablar conversación con él. El Ratón se ofrece a guiarla hasta la orilla. En el camino, Alicia ve que otros animales también se encuentran nadando y tratando de salir del mar de lágrimas. Entre los animales, Alicia distingue a un Pato, un Dodo, un Aguilucho y un Loro.

Capítulo III: Una carrera en comité y un cuento largo y con cola

En este capítulo, Alicia y los animales consiguen llegar a tierra firme. El Dodo organiza una carrera para secarse. La carrera no tiene reglas ni duración definida, salvo correr en círculos, lo que hacen todos hasta quedar secos. El Dodo también decide declarar ganadores de la carrera a todos los participantes, y decide que Alicia es quien otorgará los premios. Ante el acoso general, Alicia hurga en sus bolsillos y encuentra varios confites, que reparte entre todos. Como la niña también fue ganadora de la carrera, pero no recibió confite, su premio es un dedal que ella misma tenía en el bolsillo, y que da al Dodo para que, simbólicamente, éste entregue el premio.

El capítulo finaliza con el relato del Ratón, donde explica la razón de su odio hacia los gatos y los perros. Imprudentemente, Alicia menciona a su gata Dina y su habilidad para cazar ratones, consguiendo así hastiar a todos los animales, que se retiran hasta dejar a la niña sola nuevamente. El nombre del capítulo es un juego de palabras en inglés. En este idioma, el Ratón cuenta un "cuento", o tale, y Alicia se confunde con la palabra tail, cuya pronunciación es casi igual, y significa "cola".

Capítulo IV: La habitación del Conejo Blanco

En este capítulo, tras haberse quedado nuevamente sola, Alicia ve pasar nuevamente al Conejo Blanco. El animal está buscando su abanico desesperadamente, y al ver a Alicia, la confunde con su criada Mary Ann, y le exige que vaya a buscar el abanico a su casa. Alicia obedece, fingiendo ser Mary Ann, para no entrar en discusiones; y llega a una casa en cuya puerta dice "C. BLANCO". Cuando Alicia entra, sube a un cuarto donde encuentra el abanico, y otra botella con líquido. A pesar de que la botella no tenía letrero alguno, esta vez Alicia bebe por curiosidad, ya que todas las bebidas de ese mundo le han provocado efectos sorprendentes. Esta no es la excepción, y el tamaño de Alicia aumenta hasta hacerla quedar atorada dentro de la habitación. Cuando el Conejo Blanco llega a reclamar su abanico, solo ve un enorme brazo saliendo de la ventana en el piso superior de su casa. El conejo va entonces a pedir ayuda, ignorando que el brazo pertenece a una níña gigante; y la multitud que se reúne afuera comienza a proponer varias soluciones para retirar al brazo, llegando a proponer el prender fuego a la casa. El capítulo termina cuando la multitud comienza a arrojar panecillos mágicos por la ventana. Alicia come algunos y disminuye de tamaño hasta poder salir de la casa. Alicia huye de la multitud y se pierde en un bosque cercano, donde se detiene frente a una seta gigante.

Algunas ilustraciones de los primeros cuatro capítulos: tras haber caído por la madriguera, Alicia encuentra una puertecita; Alicia nada y encuentra al Ratón; el Ratón, contando su cuento con cola; Alicia queda atrapada en la casa del conejo.

Capítulo V: El consejo de una oruga
Encima de la seta gigante, Alicia encontró sentada a una oruga azul, fumando un narguile. La Oruga, de manera prepotente, interrogó a la niña sobre su identidad. Ésta no pudo responder de una manera sencilla, pues consideraba que tras haber cambiado de tamaño varias veces, su propia identidad se había perdido y en ese momento ella misma ya no sabía quién era. Ambos personajes discuten entonces hasta volver al punto de inicio más de una vez. Finalmente, Alicia expresa su inconformidad con su estatura actual de siete centímetros, al considerarla una birria. Como esa era la altura de la Oruga, el animal se retira ofendido, no sin antes indicarle a Alicia que la seta también puede afectar su estatura, para disminuirla, si comía de un lado de la seta; o para aumentarla, si comía del otro. Como Alicia no podía saber qué lado era cual, cortó dos pedacitos de los extremos opuestos. Al probarlos, los pedacitos surtieron el efecto esperado: uno hacía que Alicia encogiera, mientras que el otro estiraba su figura, desproporcionándola. Alicia tuvo que comer varias veces de cada uno de los pedazos hasta alcanzar una estatura satisfactoria. Finalmente, Alicia vio una casita de un metro y veinte de altura, a la que decidió llamar, por lo que ajustó su estatura a veinticinco centímetros.

Capítulo VI: Cerdo y pimienta


Antes de que Alicia se decidiera a aproximarse a la casita, surgió del bosque quien parecía ser un lacayo, pero con cabeza de pez. El lacayo llamó a la puerta y apareció un segundo lacayo, con cabeza de rana. Alicia escuchó que el Lacayo Pez traía una invitación para la Duquesa, dueña de la casa, de parte de la Reina de Corazones, para jugar al croquet. Acto seguido, el Lacayo Pez se fue, y el Lacayo Rana se quedó sentado fuera de la casa. Alicia quiso primero llamar a la puerta para entrar, y segundo que el Lacayo Rana le abriera la misma. Sin embargo, el Lacayo Rana no tenía intenciones de abrir la puerta, ni de conversar con Alicia, por lo que la niña simplemente abrió la puerta ella misma y entró a la casa.

Dentro de la casa estaba la Duquesa, sosteniendo a un bebé, y junto a su cocinera que preparaba una sopa que, a juzgar por el ambiente, tenía demasiada pimienta. También estaba en el suelo un gato sonriente, al que la Duquesa presentó como un gato de Cheshire. La Duquesa entregó al bebé a Alicia para que lo arrullara un poco, y aprovechó para desaparecer arguyendo que debía asistir al juego de croquet de la Reina. Cuando Alicia intentó mecer al bebé, que se movía incansablemente, éste comenzó a transformarse en un cerdo. Alicia salió de la casa y puso al cerdo en libertad. La niña continuó su camino por el bosque, donde reencontró al Gato de Cheshire, quien la invita a visitar al Sombrerero o a la Liebre de Marzo. Alicia decide ir a la casa de esta última.

Capítulo VII: Una merienda de locos
Cuando Alicia llega a la casa de la Liebre, observa que ésta, el Sombrerero y un Lirón se encuentran tomando el té al frente de la casa. Alicia se une a los comensales, y comienza a conversar con ellos. En el transcurso de la conversación, Alicia menciona que la fecha es 4 de mayo (coincidentemente, es la fecha de nacimiento de Alice Liddell). Los personajes hacen una serie de acertijos y confunden a Alicia con su aparente falta de lógica, hasta que la niña abandona el lugar, convencida de haber asistido al "té más insufrible" que había visto en su vida. A continuación, Alicia encuentra una puertecita en un árbol, la cual atraviesa para entrar al jardín de croquet.

Capítulo VIII: El croquet de la reina


El rey y la reina de corazones, así como sus súbditos, son naipes de una baraja inglesa. Aunque los corazones son el único palo mencionado expresamente en el texto, gracias a las ilustraciones de este capítulo se deduce que los palos de tréboles, picas y diamantes también se encuentran en el jardín. En la entrada del jardín, Alicia encuentra a un trío de jardineros pintando un rosal.

Los jardineros habían plantado un rosal blanco donde debía haber uno de color rojo, por lo que estaban pintando las rosas apresuradamente, antes de que la reina descubriera el error. Sin embargo, los reyes de corazones y su cortejo pasaron por allí. La reina, al descubrir la treta de los jardineros, ordena que sean decapitados. Para evitarlo, Alicia esconde a las cartas en una maceta, y los verdugos, para salir del aprieto, hacen creer a la reina que ya cumplieron con la sentencia. La reina ordena entonces que la comitiva vaya hacia donde se jugará al croquet, invitando a Alicia a participar en el juego. Alicia acompaña al grupo, y percibe que a su lado va el Conejo Blanco, quien estaba aterrado por la imponente presencia de la reina. El Conejo casi no habló en el trayecto, más que lo suficiente para informar a Alicia que la Duquesa había sido hecha prisionera por llegar tarde al juego.

Una vez en el campo, Alicia vio que el juego tenía características peculiares: en vez de bolas, se usaban erizos; y en vez de mazos, flamencos. Tampoco había arcos, pero en su lugar, los naipes se colocaban en cuatro patas para marcar el curso del juego. Todo mundo jugaba sin ningún orden, discutiendo continuamente, los erizos escapaban cuando podían, y la Reina de Corazones ordenaba que le cortaran la cabeza a todo el que se le ocurría.

En medio del caos, apareció en el aire la cabeza del Gato de Cheshire, y Alicia se sintió aliviada de poder conversar con alguien conocido. El Rey de Corazones se sintió intrigado por el gato. La reina, al ver al gato, como era su costumbre, ordenó que le cortasen la cabeza. El verdugo y el rey se confundieron terriblemente pues el gato sólo había hecho aparecer su cabeza y no era evidente que hubiera un cuerpo de dónde cortarla. Alicia sugirió que para aclarar la confusión, habría que preguntarle a la Duquesa que, al fin y al cabo, era la dueña del gato. La reina ordenó entonces que se liberase a la Duquesa de la cárcel. Sin embargo, cuando la Duquesa llegó al jardín, el gato había desaparecido nuevamente.

Algunas ilustraciones de capítulos V al VIII: Alicia discute con la Oruga azul; el Lacayo Rana y el Lacayo Pez; el Sombrerero y la Liebre de Marzo metiendo al Lirón a la tetera; el rosal que se alzaba a la entrada del campo de croquet.

Capítulo IX: Historia de la Falsa Tortuga

En este capítulo, la Duquesa se porta muy amable con Alicia, contrariamente a lo relatado en el capítulo VI, lo que hace a Alicia pensar que tal vez la pimienta tiene un efecto negativo en el carácter de la gente; concluyendo también que el vinagre y la manzanilla deben ser también negativos, y es preferible el consumo de azúcares y golosinas para tener buen carácter. Alicia notó, además, que la Duquesa era feísima. Mientras Alicia y la Duquesa conversaban amistosamente, llegó la Reina de Corazones y ahuyentó a la Duquesa, quien no vuelve a aparecer en la obra. En ese momento, la reina parece haberse olvidado del juego de croquet, del gato y de sus súbditos, pues lleva a Alicia ante un grifo durmiente, y le pide a éste que lleve a la niña a donde se encuentra la Falsa Tortuga, para que le cuente "su historia". El Grifo obedece, y transporta a Alicia a donde se encuentra una criatura sollozante, con caparazón de tortuga, pero cabeza y patas de novillo.

Capítulo X: La cuadrilla de la langosta

En este capítulo, la Falsa Tortuga canta una canción sobre un baile de langostas en el fondo del mar. Alicia, por su parte, narra sus aventuras desde que cayó por la madriguera del Conejo Blanco. El Grifo y la Falsa Tortuga escuchan hasta el encuentro con la Oruga Azul, y encuentran que la historia es muy extraña. La Falsa Tortuga canta entonces una canción sobre la sopa de tortuga, y súbitamente son interrumpidos por un grito lejano, que anuncia el comienzo de un juicio. El Grifo toma a Alicia y la lleva corriendo al juicio, mientras la Falsa Tortuga se queda, terminando su canción.

Capítulo XI: ¿Quién robó las tartas?


Cuando Alicia llega a donde se efectuará el juicio, ve que se ha constituido un jurado de animales frente a los tronos del Rey y la Reina de Corazones; alrededor de los cuales estaba el mazo de naipes y una multitud de animales espectadores. El acusado era la Sota de Corazones, y el Conejo Blanco fungía de heraldo de la corte. Según un poema recitado por el conejo, la Sota era acusada de haber robado las tartas que la reina preparó en un día de verano. El Sombrerero fue llamado como primer testigo, y acudió acompañado de la Liebre de Marzo y el Lirón. El testimonio del Sombrerero rápidamente derivó en una discusión con el Rey de Corazones, quien estaba intrigado por la etiqueta del sombrero, y por el té que el Sombrerero tomaba antes de llegar. Mientras esta discusión tenía lugar y los personajes dejan de prestar atención al juicio, Alicia comienza a crecer repentinamente. El capítulo termina cuando el Conejo Blanco llama a Alicia como siguiente testigo.

Capítulo XII: La declaración de Alicia


El capítulo final comienza narrando la participación de Alicia en el juicio. La niña, habiendo olvidado que súbitamente recuperó su altura normal, se levanta para comparecer como testigo y derriba sin querer todo a su alrededor. El testimonio de Alicia termina en seguida, al preguntarle el rey qué sabe de este asunto, a lo cual Alicia responde que nada. Acto seguido, el Conejo Blanco lee la última prueba de la que dispone: una carta sin firma que, en forma de poema, describe cómo las tartas regresan a su dueña original. Cuando el rey analiza los versos, todos ven que las tartas, en efecto, se encuentran sobre la mesa. La reina, sin embargo, insiste en dar una sentencia a la Sota, incluso antes de escuchar un veredicto del jurado. Alicia encuentra absurda la situación, y la reina ordena entonces que sea decapitada. Cuando las cartas saltan para atacar a Alicia, ésta vuelve súbitamente al regazo de su hermana.

El lector percibe entonces que la niña había quedado dormida, y que tras el sueño fantástico, despertó al sentir que unas hojas de árbol caían sobre su rostro. Acto seguido, Alicia cuenta el sueño a su hermana, y se va a alistarse para tomar el té vespertino. El capítulo termina narrando cómo la hermana de Alicia se queda bajo el árbol, recordando la historia que Alicia relató.

Algunas ilustraciones de los capítulos IX al XII: Alicia conversa amigablemente con la Duquesa; Alicia y el Grifo escuchan la canción de la Falsa Tortuga; el Sombrerero es llamado como testigo en el juicio, en su sombrero se conserva la etiqueta del precio de venta; cuando Alicia se levanta para testificar en el juicio, derriba sin querer todo a su alrededor.

Impacto de Alicia en la cultura

La novela ha inspirado numerosas obras de teatro, pantomimas, musicales, ballets y óperas, entre otras manifestaciones artísticas. La naturaleza de estas obras varía desde adaptaciones relativamente fieles a la obra de Carroll; hasta obras completamente nuevas que toman como base a los personajes, situaciones o escenarios creados por Carroll. Del mismo modo, Alicia y sus personajes han inspirado canciones y videoclips de artistas como The Beatles, Tom Waits y Tom Petty. En 1969, Salvador Dalí hizo trece ilustraciones basadas en Alicia en el país de las maravillas.

Alicia también ha sido fuente de inspiración para numerosas obras literarias. Destaca la novela Finnegans Wake, del escritor irlandés James Joyce, publicada en 1939.

Adaptaciones cinematográficas

Desde 1903, fecha de su primera adaptación cinematográfica, obra de Cecil Hepworth, el libro ha sido llevado al cine más de una decena de veces. Es especialmente conocida la versión de dibujos animados producida por Walt Disney en 1951. Esta película combina elementos de la novela original y de su continuación, A través del espejo; y sin embargo, se titula simplemente Alicia en el país de las maravillas. La obra ha sido también inspiración para parodias cinematográficas en repetidas ocasiones.

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