Impresentable Ingrid Betancourt
Es lo último que esperaba de Ingrid Betancourt y me ha producido una profunda decepción e indignación. Exige casi siete millones de dólares al Estado colombiano por los horrores sufridos en sus años de secuestro por las FARC. Es decir, según Betancourt, el culpable es el Estado colombiano y no las FARC. Que es lo que me parece impresentable, insultante y terrible desde el punto de vista moral y democrático.
Comparto el inmenso enfado de los colombianos que se refleja hoy en los foros de internet de los diarios de Colombia El Tiempo y El Espectador. Incluso los hay que proponen un movimiento nacional contra las exigencias de Ingrid Betancourt y una demanda de la sociedad colombiana contra ella. Estoy con ellos. Creo que el vicepresidente Francisco Santos ha resumido perfectamente todos estos sentimientos: “La actitud de Ingrid es un premio mundial a la ingratitud y a la desfachatez”.
El pequeño detalle más miserable y delirante de la demanda de Betancourt es que basa su exigencia en una supuesta insuficiente protección cuando fue secuestrada durante la campaña electoral. Cuando existen sobrados datos que demuestran precisamente lo contrario, que actuó con negligencia, algo que todo el mundo había tenido la delicadeza de olvidar precisamente por no hacer lo que hace ahora la propia Betancout, convertir a la víctima en culpable. O, en el caso de su demanda, convertir al Estado en culpable.
Una cosa es que el Estado intente compensar a las víctimas del terrorismo en lo posible, cosa que se hace en Colombia como en España. Otra cosa completamente distinta es que las víctimas conviertan al Estado y no a los terroristas en los culpables de sus secuestros o atentados. Si se admite esto segundo, y dicen algunos juristas colombianos que Betancourt tiene hasta un 50% de posibilidades de salirse con la suya, se habrá culminado una insoportable degradación moral de los principios democráticos. Y un gigantesco paso atrás en la lucha contra el terrorismo.