miércoles, 11 de marzo de 2009

Gatos Buenos Y Gatas Malas



GatoEs casi seguro que por sus características, el gato tiene desde la antigüedad fama de traicionero, mal agradecido y arrogante, pero si se trata de una gata, entonces puede (por puro machismo) llegar a ser catalogada como una bruja malvada.

Según la mitología egipcia el Dios del Sol, "Ra", harto de la rebelión de los hombres les envió a su hija Sekhnet, quien con forma de leona —furiosa, sanguinaria y antipática como "la mala de las telenovelas"— comenzó a aniquilar a los humanos.

"Ra" mandó entonces a la Tierra a su hijo Onuris ( el muchacho bueno), quien como guerrero al fin amansó a su hermana al punto de convertirla en Bastet, una mujer devenida diosa de la maternidad, la danza y la música, y claro, se le representó como una gata de cuello estilizado y buenita hasta el aburrimiento.

GatoDe todas las razas gatunas que hoy existen, incluso los que se supone no tienen ni gota de raza, el que más se parece a Bastet es el actual gato de Abisinia, tan elegante como su tocayo de Angora y también como este, famoso por su inteligencia, pelaje y por su cola peluda que da envidia.

El de Angora tiene orejas grandes y tiesas, la cabeza más bien pequeña y los típicos "ojos de gato", es decir grandes, alargados y oblicuos; sus colores varían desde el ámbar, cobre, verde, azul o dispares.

GatoEvidentemente para ser un gato de categoría, hace falta tener lo que tanto el de Abisinia, el de Angora o el Maine Coon tienen: perfil perfecto, patas de atrás ligeramente más altas que las delanteras, detalle éste que les proporciona cuando suben la cabeza y alargan el cuello, una imagen exquisita.

A las hembras, sean de la raza que sean, no les tocó la suerte de algunos machos que cuando llegan a la adultez les crece un pelaje detrás de la cabeza, que tal parece llevan un abrigo de piel.

Con todas estas características, el gatito doméstico, ese medio arrabalero que cualquiera conoce o tiene en su casa, pudiera parecer que no tiene historia ni pedigrí, pero no es así, estos simples felinos de hoy fueron en su momento el centro de mitos, leyendas y objeto de grandes reverencias.

Se estima que el origen de los felinos se remonta a los doce millones de años, pero fue hace unos cuatro mil años que los egipcios los domesticaron para que combatieran a los ratones que se comían el trigo.

Como grandes navegantes que fueron, los fenicios los llevaron a Italia, desde allí poblaron el resto de Europa y les tocó la mala suerte de ser asociados al diablo en la Edad Media, época en que la pasaron pésimo, hasta que volvió nuevamente a ser un animal casero y popular en todos los rincones del mundo a partir del siglo XVIII.

Por poner un solo ejemplo, en la Italia actual los gatos son una especie de mascotas públicas. Se les puede ver en las plazas y parques y no falta una mano piadosa que se ocupe de ellos, pero remontando la historia, el esplendor de los "mininos" fue el antiguo Egipto.

Elevados a la categoría de la diosa Bastet, las leyes populares prohibían la exportación de gatos y los ciudadanos egipcios estaban obligados a, si se encontraban algún ejemplar más allá de las fronteras de su país, llevarlo consigo a la patria.

Ocasionar la muerte a un gato se castigaba con la pena capital, aunque se hubiera producido de forma accidental. Cuando un gato doméstico moría, los miembros de la familia se enlutaban y se rapaban las cejas en señal de dolor.

Como también los gatos pueden ser socialmente pobres o ricos, los de las familias pudientes eran momificados y para demostrarlo, ahí está, hallado en 1890, un cementerio egipcio de gatos en Berni Hassan, donde se llegó a contar 300 mil momias de gatitos embalsamados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario