El cerebro del exterminio de los palestinos no es distinto del que diseñó la Alemania nazi
Nunca recibí tantas descalificaciones como cuando hace ya unos cuantos años pregunté si el Holocausto tenía fecha de caducidad en relación con la patente de corso de los sucesivos gestores del Estado de Israel para vulnerar la legalidad internacional y masacrar al pueblo palestino. ¿La barbarie y la brutalidad sufrida por el pueblo hebreo da derecho al Estado de Israel a hacer a una revancha histórica de sus padecimientos transfiriéndolos a los de sus enemigos?
Me reafirmo en todo lo que escribí: el haber padecido como pueblo una de las injusticias más bárbaras y obscenas de la historia no les da derecho a sustituir su rol de víctimas por el de verdugos. Y, en síntesis, eso es lo que ha venido ocurriendo desde hace sesenta años en Palestina desde que se decidió la creación del Estado de Israel para curar la mala conciencia occidental utilizando como moneda de cambio los derechos de los palestinos.Patente de corso
Y es lo mismo que estos días se televisa en directo desde la franja de Gaza. El ejército proporcionalmente más sofisticado del mundo mata mujeres y niños indefensos sin ninguna proporción entre la agresión que sufre y la respuesta que profiere.
Salvando las distancias…
Es cierto que los soldados israelíes no conducen a los ciudadanos palestinos a las cámaras de gas: sencillamente bombardean sus casas, matan científicamente a sus niños y a sus mujeres y todo ello en nombre de su derecho a la defensa y a la expansión del territorio. Pero, salvando todas las diferencias, que son muchas, ¿los nazis no querían garantizar la seguridad de su concepción de Alemania? El resto del mundo miró para otro lado mientras Alemania extendía sus fronteras para lo que para ellos era garantizar un equilibrio demográfico entre la raza y el territorio.
Afianzar una raza
Los judíos comenzaron por ser ciudadanos de segundo nivel en Alemania para terminar siendo exterminados sistemática y científicamente por los procedimientos más obscenos. ¿Y qué son los asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino sino el afianzamiento de una raza en un territorio conquistado? ¿Y qué derechos tienen los ciudadanos palestinos ante el ejército de Israel? ¿Y a dónde conduce el odio sembrado por Israel sino a la radicalización de Hamás? Los ataques de Hamás son el pretexto para masacrar a los ciudadanos civiles de la franja de Gaza que han tenido que cavar túneles para hacer llegar alimentos burlando el cerco medieval del ejército de Israel. Lo mismo que ocurrió en el gueto de Varsovia cercado por los alemanes.
¿Herederos?
Ahora Israel ha heredado el derecho que se atribuyó la Alemania nazi a irrespetar la legalidad internacional. No hay resolución de Naciones Unidas que le perjudique –que son muchas- que no arroje al cesto de los papeles. Cuenta con el incondicional apoyo de Estados Unidos para sus asesinatos en masa y jamás será reprobado severamente por la Unión Europea mientras ahoga a Palestina en una situación socioeconómica sin salida que promueve el radicalismo como fórmula de confrontación. ¿Qué más quieren los duros de Israel para consumar el exterminio palestino que el incremento del fundamentalismo al otro lado de sus muros? En realidad el cerebro maquiavélico de toda esta operación de exterminio no es distinto del que diseñó la Alemania nazi.
Carlos Carnicero es periodista y analista político
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