domingo, 21 de diciembre de 2008

Cuento Guantanamero De La Guajira Barbilampiña y El Gallego Meloso

No suelo hablar de política pero en este caso,tampoco... ... solo diré que no es que sea bueno, es que es buenísimo ... ... Besos desde España y gracias por compartirlo.

20 de Diciembre de 2008.

Cuenta la leyenda que una dulce guajira guantamera entregó su corazón, prendido de amor, a un popular gallego, sarcástico y guasón, taciturno y derrotado por el malaventurado censo electoral de la Madre Patria. Dicen que el macho bravío conquistó a la hembra americana bajo una palma, siseando versos militantes y recitando el índice del Boletín Oficial del Estado. Y así le cantaba al oído guarachas y danzones:

http://www.youtube.com/watch?v=bJ4NOXz3gjA&eurl=http://culipardia.miciudadreal.es/2008/12/cuento-guantanamero-de-la-guajira-barbilampina-y-el-gallego-meloso/&feature=player_embedded


yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma
Y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

Según esta historia, que pregonan los viejos del Caribe, el ardoroso varón no pudo reprimir sus poderosos impulsos amatorios. Deslizó sus labios por el cuello de guacamayo de la muchacha y la mano entre sus piernas, firmes como dos cañas. Y en ese momento se descubrió el engaño, el amargo secreto que la dulce pasión y las noches ron y cumbias habían conseguido ocultar hasta entonces: el timado gallego comprendió que su amada, entre las dos cañas primeras, ocultaba la tercera. El autor de la guayaba fingía, con un par de cocos, dos poderosos senos. La muchacha resultó ser un aldeano barbilampiño, de nombre José Luis, y de profesión zapatero.

Y pasados los años, los frutos prohibidos de aquel desencuentro engendraron la semilla del rencor, la lascivia electoral, y el cruento desamor. Mariano y José Luis, intercambian en la actualidad acusaciones y reprimendas por documentos probatorios de escalas aéreas e indecorosos apaños con los soberbios gringos del norte. Como cornúpetas en celo miden sus fuerzas en astados envites a los derechos humanos y en órdagos a la ilegalidad internacional mayor. La cosa está pareja.

“Denuncia, si tienes mangos, en los tribunales”- tentaba Mariano – “que no hubo barrido informático masivo de pruebas, sino borricos uniformados de lino y franela”.

Y desde aquellos días, de Nuevitas a Cienfuegos, de Bayamo a Pinar del Río, los niños de Cuba cantan con alegría:

José Luis no mostró las cartas,
y no porque no las hubiera,
sino por si Mariano guardaba
algo más grave en la cartera

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