Publicado el 12/27/2008 10:15:00 PM
El ataque israelí contra la Franja de Gaza podrá eliminar a un número determinado de funcionarios de Hamas y, por lo tanto, enemigos de Israel, pero aumentará el odio de los palestinos hacia el Estado judío, creará nuevos mártires, generará más temor en Israel contra la posible respuesta en forma de ataques suicidas, cocinará el caldo de más y más violencia.
Lo que aparece como evidente para quienes lo miramos desde lejos es que este conflicto, eterno y aparentemente irresoluble, sirve para los intereses más nefastos. Los fabricantes de armas, los políticos corruptos, los mercaderes de la miseria, todos se regodean con la desgracia de los palestinos oprimidos por propios y extraños.
Con esto no quiero aparecer como desconociendo la tragedia de quienes viviendo en Israel perdieron seres queridos por le terrorismo islámico. Pero los israelíes tienen un Estado que los defienda; los palestinos, no.
No sólo no cuentan con algo tan básico como un país; ni siquiera tienen la compasión internacional, anestesiada por los años que lleva esta guerra. Y en esto son muy responsables los países árabes, que usan a los palestinos para mantener vigente el conflicto; Estados Unidos, que con su alineamiento con Israel perdió toda objetividad; Europa, que expía su culpa histórica con los judíos y cuida sus negocios haciendo la vista gorda a lo que ocurre en Medio Oriente.
En la balanza de los intereses en juego, los palestinos no pesan, aunque sean 225 muertos.
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