"Revolución de los Jazmines": advertencia para regímenes árabes autoritarios ( Y DEMÁS GOBIERNOS...)
La caída del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí, tras un mes de manifestaciones, constituye una seria advertencia para los regímenes autoritarios de otros países árabes, cuyos habitantes tienen problemas similares a los de Túnez, estimaron expertos.
Un chiste que se cuenta en El Cairo da una idea al respecto: "El avión de Ben Alí paró en Sharm El Sheij (donde tiene su residencia el presidente egipcio Hosni Mubarak) para que suban más pasajeros", se dice en broma.
Amr Hamzawi, del centro para Medio Oriente de la fundación estadounidense Carnegie, asegura que la "Revolución de los Jazmines" es el "primer levantamiento popular de este tipo que logra derrocar a un jefe de Estado de un país árabe, lo cual puede convertirse en una fuente de inspiración en la región".
Para él, la situación tunecina tiene puntos comunes --como el desempleo, la represión policial o la falta de democracia-- con la situación de Argelia, Egipto y Jordania.
"El eco de este acontecimiento sin precedentes en el mundo árabe se escuchará, sin lugar a dudas, en varios países de la región", estimaba el sábado el diario libanés An Nahar.
Ya en la noche del viernes, decenas de manifestantes egipcios se habían sumado en El Cairo a varios tunecinos que celebraban la huida del ex presidente Zine El Abidine Ben Alí, tras haber dirigido Túnez con mano de hierro durante 23 años.
"Escuchen a los tunecinos, ahora les toca a los egipcios", coreaban los manifestantes.
En Argelia, país vecino de Túnez, también hubo manifestaciones en un contexto de desempleo y aumento de precios de productos de primera necesidad, y en Jordania, miles de personas manifestaron el viernes contra la desocupación y la inflación, reclamando la caída del gobierno.
No obstante, recalca Amr Al Shobaki, del instituto Al Ahram de El Cairo, si bien se trata de "una señal muy fuerte, es difícil saber si lo ocurrido en Túnez se puede repetir en otros países, como Argelia o Egipto, por ejemplo", cuyos gobiernos mencionan a menudo el riesgo de que movimientos islamistas aprovechen los cambios políticos para acrecentar su influencia.
Además, subraya Shobaki, los regímenes autoritarios árabes tienen una gran capacidad de adaptación cuando de conservar el poder se trata.
En Túnez, Ben Alí no dejaba "margen alguno a la sociedad civil o a la oposición", mientras que en Egipto, el régimen sabe dejar espacios libres "para que la gente se desahogue", lo cual "demora toda explosión social".
Para Claire Spencer, a cargo del programa Medio Oriente-Africa del Norte en el instituto Chatham House de Londres, la posibilidad de que tenga lugar en Argelia, "un país más grande y más fragmentado" que Túnez, una "transición poco conflictiva" constituye una "gran interrogante".
Por su parte, Zaki Laidi, investigador y profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París, calificó la caída de Ben Alí de "acontecimiento monumental en una región del mundo caracterizada por la longevidad de los regímenes no democráticos".
"Ben Alí está en el poder desde hace 23 años, pero su vecino (el dirigente libio Muamar) Kadhafi está desde hace 40 años y (el mandatario argelino Abdelaziz) Buteflika, que fue elegido en 1999, ya era canciller en 1963 cuando asesinaron a Kennedy. Mubarak está en el poder desde 1981 y Bashar al Asad sustituyó a su padre" en Siria, agregó Laidi.
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