Millones de israelíes, independientemente de su posición personal, ven como la operación militar del lunes pasado dejó a Israel más aislado que nunca en el panorama internacional. "¿Y ahora qué? Hacia dónde navegamos desde aquí?", se preguntan . La duda es si fue correcto frenar la llamada Flotilla de la Libertad por la fuerza, y si se hizo de manera adecuada. El ejército israelí subraya que el objetivo era preservar el bloqueo al gobierno de Hamas en Gaza para impedir la entrada de armas. Y eso se consiguió. La misión era transportar los seis barcos al puerto de Ashdod, sin víctimas israelíes. Y eso, también. Es cierto que los nueve muertos (todos turcos, uno de ellos también con pasaporte de EE. UU.) no estaban en el programa. Lo que este fin de semana cada vez más israelíes - entre ellos muchos de sus políticos y analistas-empiezan a entender es que el precio diplomático y político del abordaje del Mavi Marmara fue muchísimo más alto de lo que se imaginaban. "La operación fue un éxito, pero el enfermo ha muerto", comentaba un ministro que no participó en la decisión. Este, que se mantiene en el anonimato, acusa al primer ministro, Beniamin Netanyahu, y al responsable de Defensa, Ehud Barak (dos antiguos oficiales de la unidad de élite Sayeret Matkal que participaron en numerosas operaciones de comandos), de haber dado la luz verde a la ofensiva contra la flotilla, sin consultar al gabinete de Defensa. "Se limitaron a hablar con el foro consultivo compuesto por ellos y por cinco ministros más, por lo que muchos en la calle sienten que el dúo Bibi-Barak simplemente hace lo que le parece". ...
"A Ehud Barak le encantan las acciones tipo James Bond", le echa en cara un analista militar.
Mientras que:
Oficiales en la reserva de la marina de israel a favor de la investigación internacional del ataque a la flotilla
Los oficiales denuncian la operación como "fracaso militar y diplomático", y un golpe del gobierno para echarle la culpa a los activistas.