sábado, 4 de diciembre de 2010

UNA DE CONTROLADORES Y EL QUE SE FUE A SEVILLA PERDIO SU SILLA...................O YA SE VERA.

Hoy paseando por las noticcias, he encontrado "Club Lorem Ipsum"  un mas que interesante blog del que copio y pego algo que me ha gustado mucho. Como siempre el titulo de esta entrada enlaza directamente con el original. Disfrutenlo.

La aristocracia obrera se estrella

Menuda nochecita nos han dado los controladores hoy. Los asalariados mejor pagados del país, la aristocracia obrera que comentaba hace unos meses, ha decidido  echarle un pulso al gobierno, y ha armado un pollo que para qué. Algunas notas sobre el tema, escritas a vuelapluma, a la espera que se vayan sabiendo más detalles, y se aclare un poco el panorama.

No es una huelga normal -y no es una profesión normal:
La epidemia colectiva de todos los controladores aéreos del país es, para empezar, ilegal. El derecho a la huelga en situaciones normales es algo bien regulado, especialmente en servicios públicos esenciales. Estos tipos han dejado el trabajo sin prestar la más mínima atención a la ley, sin servicios mínimos, y sin preocuparse por las consecuencias. Sólo por eso, merecen ser severamente disciplinados.
El problema no se queda aquí, sin embargo - los controladores no tienen un trabajo normal. Aunque a menudo se les describa como una especie de guardia urbano de los cielos, la tarea de una controlador es más parecida al de un constructor de carreteras. Si un policía de tráfico no va a trabajar, los coches pueden seguir circulando, ya que las calles no desaparecen; si los controladores no están no se puede volar en absoluto, ya que las aerovías, circuitos de aproximación, rutas de despegue y demás dejas de existir. Es como si las carreteras, avenidas y aceras se desvanecieran. Cuando se dice que los controladores son un servicio crucial, no estamos exagerando un pelo: si no trabajan, no hay aviones.
Por mucho que me haya pasado la tarde bromeando sobre la superioridad del ferrocarril, lo cierto es que la economía de un país avanzado no puede funcionar sin transporte aéreo. Es así de simple; hay demasiados servicios, negocios y viajes que sólo son prácticos en avión. Un país que no tiene un sistema de navegación aérea y aeropuertos fiables tiene una desventaja competitiva brutal - y si este país además tiene un 10-11% de su economía dedicada al turismo, y un 75% de visitantes llegan en avión, ya ni os cuento. España es el segundo destino turístico del mundo (por detrás de Francia); estamos hablando de un sector absolutamente vital. El gobierno tiene amplios motivos para reaccionar con fuerza.

El gobierno anda con ganas de juerga:
Los controladores han escogido el peor día posible para lanzarle un ordago al gobierno.  Zapatero ha tenido una semana horrible, con los mercados de deuda pública perdiendo la cabeza ante las dudas que levanta un ejecutivo que parece incapaz de actuar de forma decisiva y aprobar reformas ambiciosas.
Entonces llega un viernes antes de un puente, y un grupo de tipos que cobran €200.000 al año deciden dejar a 320.000 personas en tierra para que no les toquen el sueldo, después de llevar lloriqueando y tocando las narices todo el año. El grupo de presión más impopular del país decide plantar cara al gobierno la semana que más necesita pegarle una paliza a alguien.
La verdad, ya son ganas.

La reacción del gobierno:
Lo cierto es que no creo que el gobierno haya buscado el conflicto hoy; la ley que regula los controladores está en los libros desde hace meses, y lo único que han hecho hoy ha sido recalcar que no pueden contar tiempo perdido en el bar como horas de trabajo. Para desgracia de los controladores, los tipos han buscado las cosquillas a los dos ministros más agresivos políticamente de un gobierno que se moría de ganas de dar una demostración de fuerza.
Echadle un vistazo a los detalles de la huelga de controladores de Estados Unidos en los años ochenta que mencioné en el artículo de hace unos meses. El parecido entre ambos conflictos es tremendo - y creo que el gobierno lo sabe. Tienen una mano ganadora en esta batalla, y parece que están dispuestos a aprovecharla.
Para empezar, los controladores son muy impopulares - basta ver la reacción airada de todos los medios, sin excepción, ante este conflicto. El gobierno está siendo duro con una minoría increíblemente bien pagados que han hecho que niñas de nueve años no puedan ir a ver a su abuelita para que no les hagan trabajar más de la cuenta - los mismos tipos que llevan años impidiendo que el Aena contrate más controladores. El gobierno tiene todos los incentivos del mundo para ser durísimos con ellos, a sabiendas que tiene la opinión pública de su lado.
Rubalcaba y Blanco tienen dos objetivos: abrir el espacio aéreo (no hace falta ni que haya demasiados vuelos) y castigar a los cretinos que han hecho esto. Los controladores sólo pueden sobrevivir si hacen que el gobierno parezca inefectivo (algo harto complicado cuando son vistos como los culpables de la crisis) y además tienen que hacerlo evitando ser despedidos. Contando que todo el tráfico aéreo del planeta es gestionado en inglés (y sólo en inglés), Aena puede además importar trabajadores en muy poco tiempo si se ponen realmente burros. La posición de los huelguistas es totalmente insostenible.

Detalles formales:
Algunos han hecho grandes aspavientos cuando la palabra militarización ha aparecido en los medios, cuando en realidad es algo bastante irrelevante. La medida es básicamente una señal del ejecutivo indicando que está dispuesto a repartir estopa con saña si fuera necesario - y eso incluye romper la condición de funcionarios intocables que tenían los huelguistas. La idea es que nadie será lo suficiente idiota como para ir a la carcel para hacerse el martir (y nadie le llorará la gracia), y además permite (al fin) a Aena despedir a mansalva sin el más mínimo remordimiento.
El estado de alarma entra dentro de esta estrategia, sin más - y aún siendo una táctica de negociación, está plenamente justificado si los controladores se ponen burros bajo cláusula “paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad“. El artículo cuatro de la constitución esta ahí para eso.

¿Efectos prácticos?
Seguramente veremos algo parecido a Estados Unidos en los ochenta: todos a la calle, convocatoria de plazas con la mitad de sueldo, y un par de meses de tráfico aéreo cosido con alfileres pero más o menos fiable (abriendo a Renfe la oportunidad de su vida, por cierto. Pero ese es otro tema). El gobierno realmente debería comportarse de forma espectacularmente idiota para perder esta batalla, y no creo que lo hagan.
Por cierto, cualquier posible polémica sobre la privatización de Aena, desaparecida. Esta es una muestra sobre por qué no puede ser una empresa pública.

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