jueves, 25 de febrero de 2010

COSAS DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

Reino Unido no perseguirá los suicidios asistidos en ciertos casos.


Los fiscales que investiguen si procesar a una persona por ayudar en el suicidio de un enfermo terminal deberán centrarse en las motivaciones del sospechoso. En ciertos supuestos, no será procesado. Estas son las conclusiones de las nuevas guías emitidas este martes por la Fiscalía del Estado británica (CPS).

Las directrices de la Fiscalía no cambian la ley —el suicidio asistido sigue considerándose delito en 16 supuestos y penado con hasta 14 años de prisión— pero detallan seis razones para no perseguir a la persona que haya ayudado a morir a otra.

Uno de los factores que justificarían la persecución es una situación en la que la persona que colabore en el suicidio se beneficie de la muerte. Eso sí, quien ayude a una persona a suicidarse y pueda beneficiarse de su muerte no será procesada siempre que la solidaridad haya sido el "motor" que le llevó a tomar la medida.

Entre las excepciones, están además las evidencias de que el sospechoso haya intentado disuadir a su ser querido del suicidio y que el fallecido haya adoptado "una decisión voluntaria, clara, estable e informada de cometer el suicidio".

Ahora se pondrá énfasis en "el motivo del sospechoso en lugar de las características de la víctima", insistió el fiscal Keir Starmer, responsable de la Fiscalía.

El caso de Debbie Purdy

Las directrices se han difundido tras un largo debate, a raíz del caso de Debbie Purdy, una mujer aquejada de esclerosis múltiple que acudió a los tribunales para que aclarasen si su marido sería perseguido en caso de que la ayude a morir.

Éste ha sido uno de los casos que en los últimos años han desencadenado un intenso debate ético sobre el suicidio asistido. Desde 1992, un centenar de británicos ha puesto fin a su vida en las instalaciones de Dignitas en Suiza, donde el suicidio asistido es legal.

Los defensores del derecho a morir dicen que es inhumano perseguir a una persona por ayudar a su ser querido a poner fin a su propia vida con dignidad. Sin embargo, los críticos dicen que tolerar el suicidio asistido podría llevar a las personas vulnerables a ser presionadas a suicidarse por personas interesadas

Purdy celebró la decisión de este martes. "[Mi marido] Omar y yo podemos ya vivir pasando a otra cosa. Como conozco las probables consecuencias de toda decisión sobre mi muerte, no estoy obligada a tomar esta decisión de modo precipitado"

Su caso fue debatido en la Cámara de los Lores -máxima instancia judicial hasta el año pasado (ahora es el Tribunal Supremo)-, que el pasado julio se pronunció a favor del caso de Purdy y pedía que la Fiscalía indicase cuándo se podía procesar a una persona que ayuda a morir a otra.

"Nada en esta política puede considerarse para llegar a la conclusión de que una persona no será perseguida", advirtió Starmer tras aclarar estos casos. "Las guías no cambian la ley sobre el suicidio asistido. No abre la puerta a la eutanasia. No invalida la voluntad del Parlamento", insistió. En la eutanasia, a diferencia del suicidio asistido, la persona que quiere morir es incapaz de suicidarse. La eutanasia entra dentro de la categoría del homicidio o asesinato, subrayó.

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