lunes, 1 de febrero de 2010

El veto a una mujer musulmana en Cunit esconde intereses económicos.


Ni integrismo religioso ni salafismo. Los intereses del imam de Cunit para coaccionar y amenazar a una mujer musulmana, mediadora en el Ayuntamiento de este municipio catalán, no son espirituales ni religiosos, pero sí de poder y económicos. Según fuentes policiales, municipales, de la Generalitat y de entornos de trabajadores marroquíes, desde la mezquita de Cunit se controla un negocio que tiene que ver con la regularización de papeles, obtención de viviendas y trámites por los que cobran a los desorientados recién llegados del Magreb y que menguó desde la intervención de la mujer en la labor de orientar gratis desde un servicio municipal.

Fátima G. la mujer musulmana de 31 años acosada por el imam de Cunit no se quitó el velo como consecuencia de su trabajo como mediadora en el Ayuntamiento de esta localidad de Tarragona e incumpliendo los preceptos reservados a las mujeres en el Corán. Se lo puso cuando tenía 14 años y se lo quitó a raíz del acoso a la que la estaba sometiendo la comunidad musulmana dirigida por el imam Mohamed B, . Su negativa a llevar el pañuelo no fue la causa del acoso, sino la consecuencia.

El volumen de negocio que se puede llegar a manejar desde las mezquitas, centro indiscutible de primera acogida para los inmigrantes marroquíes, es incalculable, por desconocida. "Lo mismo te pueden pedir 3.000 como 4.000 como 2.000 euros por empadronarte o por tenerte en una lista preferente para comunicarte las convocatorias de vivienda social», aseguran fuentes de Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España (FEERI) , que llegan a tener conocimiento de estos abusos después de que se hayan producido.

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