viernes, 28 de mayo de 2010

NO QUIERO TRANSGENICOS

Los españoles consumen muchos transgénicos sin saberlo porque pocos lo advierten en su etiquetado, según expertos. Desconocemos si mucha carne, leche y huevos que consumimos provienen de animales alimentados con piensos transgénicos porque la ley no obliga a etiquetar estos piensos.

Los españoles consumimos muchos alimentos transgénicos o derivados de transgénicos sin saberlo ya que, aunque los productos alimenticios deben ser etiquetados como transgénicos en cuanto que el 0,9 por ciento del mismo esté modificado genéticamente, son "muy escasos" los alimentos que advierten esta condición en su etiquetado, según los expertos del 52 Congreso Nacional de Endocrinología y Nutrición, que concluye este viernes en Salamanca.
Un alimento transgénico es aquel que ha recibido un material genético de otro organismo mediante diversas técnicas realizadas en un laboratorio y que por vías naturales nunca podría haber llegado a adquirir.
Según la doctora María Teresa Mories, miembro del Comité Organizador de este encuentro, "no podemos saber con exactitud qué cantidad de transgénicos consumimos". "Tenemos que considerar que productos como el maíz y la soja están presentes en más del 60 por ciento de los alimentos transformados y forman parte de diferentes aditivos, y que un importante porcentaje de estos vegetales que llegan a España proceden de países que cultivan transgénicos a gran escala", ha explicado.
"Además, desconocemos si mucha de la carne, leche o huevos que consumimos provienen de animales alimentados con piensos transgénicos porque, aunque la legislación obliga a etiquetar los piensos transgénicos, no obliga, en cambio, a etiquetar el producto final", ha apuntado la doctora Mories.
Para el profesor Fernando González Candelas, miembro del Departamento de Genética de la Universidad de Valencia, las empresas incumplen la ley sobre el etiquetado de los transgénicos "debido a la oposición que a este tipo de alimentos ejercen algunos grupos ecologistas y diferentes poderes económicos y sociales", pues "si una empresa decidiera etiquetar este tipo de alimentos como corresponde, estaría condenándose a su desaparición".
TRANSGÉNICOS PARA MEJORAR LA SALUD MUNDIAL
Según Daniel Ramón Vidal, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos de Valencia, los alimentos transgénicos tienen "un elevado potencial para contribuir a la mejora de la salud a nivel mundial". De hecho, "ya es una realidad el hecho de que pueden cultivarse alimentos con el doble de vitaminas, doble de nutrientes, carentes de aquellos elementos que provocan alergia o de aquellos elementos que se han demostrado perjudiciales para la salud, sin que tengan que verse resentidos su sabor o su forma".
"Algo aparentemente sencillo como un plátano, puede convertirse en una vacuna, gracias a la manipulación genética. Mucho más fácil de distribuir y administrar que una vacuna convencional. Es más, resulta una opción mucho más sencilla, si tenemos en cuenta que no necesita refrigeración, personal especializado que lo administre, ni unas pulcras condiciones de higiene que, de hecho, en muchos países en desarrollo no se dan", anota.
"Aunque los beneficios para la salud han sido más que demostrados, entran en juego otras muchas variables a parte de las consideraciones de salud, como los permisos especiales, las estrictas normativas respecto a su implantación, los intereses económicos de las grandes multinacionales o las presiones de diversos grupos sociales, que impiden que el uso más o menos cotidiano de estos productos sea una realidad", ha señalado Vidal.
Ambos expertos coinciden en destacar que, pese al importante potencial que los transgénicos tienen tanto para la nutrición como para la salud, no cabe pensar en una dieta única y exclusivamente basada en este tipo de alimentos. Para Vidal, la alimentación "debe pasar, ahora y en un futuro, por cualquier alimento que suponga una producción segura desde el punto de vista de la salud del consumidor".