viernes, 9 de enero de 2009

Trokosi, Esclavo De Los Dioses

Durante siglos, el Trokosi, que significa “esclavo de los dioses“, ha sido un ritual practicado indiscriminadamente en la región del Volta de Ghana, en Africa Occidental.

En este código corrupto, los Santuarios religiosos, toman como tributo a niñas jovenes ofrecidas como pago a los dioses de la ermita. Una ofrenda que es ritualizada en actos sexuales y una completa servidumbre hacia el sacerdote de la aldea.

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En este macabro ritual, las niñas son entregadas a un sacerdote local, como pago penitente por el pecado de un familiar. El pecado puede ser tan trivial como pequeños robos o conductas que van en contra de las normas sociales de la aldea. Cuando la niña se entrega al sacerdote, significa que está casada con Dios, es entonces cuando el familiar puede sentirse libre del pecado infringido.

Sin poder elegir, la niña tributo, pasa desde entonces a pertenecer a los servicios del santuario. Tendrá que servir por completo al sacerdote. Trabajar sus campos, realizar todas las tareas de servidumbre, e incluso si le place tener relaciones sexuales. Además, según la tradición la esposas de los Dioses no pueden de ningún modo, beneficiarse de los trabajos realizados dentro del monasterio. Los alimentos que coma, o cualquier cosa necesaria que necesite, ha de ser proporcionada por los familiares desde fuera del Santuario.

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Muchas de estas niñas, apenas superan los cinco años, pero en un lugar donde se originó el culto al Budú, los padres, ante el temor de ser castigados con misteriosas muertes y enfermedades, se ven obligados a entregar a la joven, con el fín de acabar y cumplir con la maldición causada por los Dioses. Un circulo cerrado que se benefician los sacerdotes y sus más próximos allegados.

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Si una familia tiene más de dos niñas, el sacerdote decide cual de ellas se convertirá en trokosi para el resto de su vida. Una de las mujeres liberadas recientemente tenía 85 años, había estado sirviendo en el santuario desde los cinco años. Toda una ilegítima privacidad de la vida, comparable a cualquiera de las más agónicas torturas.

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Aunque en 1998, se aprovó una ley que los niños no deben ser enviados a la servidumbre, ni ser utilizados en fines rituales, la practica continua. Un delito penado con unos irrisorios tres años de prisión.

Sin embargo todo no es nefasto, últimamente y gracias a los esfuerzos del reverendo Pimpong y sus colaboradores, más de 3500 mujeres, han sido liberadas, aproximadamente 31 templos han dejado la practica del trokosi. Aunque ni mucho menos está radicado, ya que se piensa que hay todavía más de 2000 niñas en condiciones de servidumbre. Sin incluir los 8000 niños que son engendrados por los sacerdotes en este circulo de vida, cautiverio y abuso.



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